La Fundación Centro Gumilla publica este 8 de marzo de 2024, Día Internacional de la Mujer, el libro “Más fuertes, más rebeldes, más alegres”, en el que narra nueve historias de “alguna mujeres indígenas y campesinas de Venezuela que están liderando procesos en sus comunidades o fuera de ellas”. La periodista, indigenista e investigadora, Minerva Vitti, motivó y recopiló estas historias. Igualmente, hace la presentación del libro.
Más fuertes, más rebeldes, más alegres
Minerva Vitti*
soy sangre caliente que atiende el llamado de mi voluntad soy espíritu al que le nacen deseos, espinas, raíces, troncos, llamados de este y otros tiempos morena, sudorosa, sinvergüenza, apalabrada carne morena carne que baila, que baila con los ojos abiertos y cerrados que recupera su movimiento carne y huesos que danzan por toda la alegría y el baile que le fueron negados a mis ancestras boca que mastica hongos en el invierno del futuro boca infantil que fue saqueada por la brutalidad boca que recupera su canto, su grito, su saliva. boca que recupera su canto, su grito, su saliva.
(ROSA CHÁVEZ, poeta maya k’iche’ kaqchiquel)
Esta publicación surge de la necesidad de contar las historias de algunas mujeres indígenas y campesinas de Venezuela que están liderando procesos en sus comunidades o fuera de ellas, a través de la transmisión del idioma y la cultura de su pueblo, el acompañamiento al parto respetado, la prestación de servicios sociales a su gente, la reactivación de cooperativas, la siembra para garantizar la soberanía alimentaria de su familia, y el empoderamiento y apoyo a emprendimientos de otras mujeres, que constituyen alternativas económicas en contextos extractivistas.
En total son nueve historias de mujeres, de entre 30 y 70 años de edad, de los estados Amazonas, Anzoátegui, Bolívar, Delta Amacuro, Lara, Mérida y Zulia, ubicados en Venezuela. Mujeres campesinas, cooperativistas, maestras, administradoras, parteras e indígenas –de las etnias uwöttüja, kariña, pemón, warao, yukpa y wayúu–, que desde sus saberes femeninos fecundan, inspiran y sanan la propia vida y la de sus pueblos y comunidades, fortaleciendo un camino de resistencia ante un modelo extractivista que amenaza su existencia.
Estas mujeres han entendido que defender la tierra es también defender su cuerpo, su ser mujer. Sus liderazgos son diferentes porque se manejan dentro de otros modos de relación basados en el cuidado, la ternura, la igualdad y la solidaridad, que potencian procesos sólidos en el tiempo.
A través de sus historias se evidencia cómo ellas viven el Buen Vivir teniendo un conocimiento de sí mismas, profundizando en sus raíces, para poder salir y darse a los demás. Ellas resisten desde sus manos: sembrando, preparando los alimentos, tejiendo, escribiendo, asistiendo partos; desde la danza y sus cantos: para estar bien con Dios, con su comunidad y con ellas mismas; y desde las ciudades manteniendo su idioma y su cultura. Sus vidas están íntimamente ligadas a la economía del cuidado.
En la mayoría de los países, incluído Venezuela, son ellas quienes están al frente de la defensa del territorio, porque son las más golpeadas por un modelo de desarrollo que no es cónsono con la vida. Estas mujeres no solo defienden la conservación de una propiedad, sino la vinculación intrínseca que tienen con el territorio y su cosmovisión; además de ser las encargadas de transmitir su cultura e idioma –a lo interno y externo de las comunidades– constituyéndose en puentes vivos entre el mundo indígena y el mundo occidental.
Marisol de la Cadena, peruana y profesora de Antropología en la Universidad de California, en Davis, explica que muchas veces el rechazo a salir de los territorios, o lo que es lo mismo, quedarse en los territorios defendiéndolos –y nutriéndolos– puede expresar una relación en la que:
[…] mujer-tierra-laguna (o ¡plantas-rocas-suelos-animales-lagunas-humanos-arroyos-canales!) emergen inherentemente juntos, es decir, se intra-hacen en una composición en la que las entidades son unas con otras de modo tal que, separarlas en entidades individuales, las transformaría en algo que no son… No obstante, algunas de las protagonistas de las historias que les compartimos también luchan por mantener su cultura viviendo fuera de sus territorios ancestrales, lo cual muestra otro signo de estos tiempos caracterizado por un desarraigo no solo físico sino espiritual con el que se debe aprender a reexistir.
En una entrevista Hubert Matiúwàa, un poeta del idioma mè’phàà, que se habla en el estado de Guerrero, México, se pregunta:
¿Cómo plantear una nueva identidad, cuando ya no tienes lugar para planteártela? La memoria no es nada más una cosa etérea, la memoria también es algo físico. Si regresas a un lugar y ya no encuentras nada, ¿dónde vuelves a replantearte esa memoria? ¿En qué espacio vuelves a recuperarla, si ya no existe? Tenemos que estar obligados a replantearnos nuevas formas de hacer memoria, ir pensando cómo vamos configurando nuestra identidad.
Es por ello que no se pueden entender estas resistencias de las mujeres ante el cambio climático, la devastación del capitalismo por despojo (extractivismos) o la violación de los derechos humanos por los gobiernos, sin vislumbrar –aún como intuición o conocimiento– esta relación ser-estar-pertenecer de las mujeres dentro y fuera de sus territorios, pues ellas mismas son naturaleza.
Otro elemento importante es que a pesar de la fuerza que impregnan estas lideresas en sus causas, también se les ve cansadas, fatigadas y enfermas, porque en la mayoría de los casos están recargadas de trabajo. “Esconden la enfermedad, primero el niño y el hombre, luego yo”, comentó Asdrúbal Morán, coordinador regional de formación comunitaria del Centro Gumilla Lara, durante una de las formaciones sobre el mundo campesino dictada para los autores de estas historias.
Muchas veces la mujer sacrifica su Buen Vivir por el Buen Vivir del resto. Están sometidas a relaciones de machismo dentro de sus comunidades, donde es muy difícil que asuman roles de toma de decisiones, o son asesinadas, violadas, despojadas y traficadas sexualmente por diversos actores.
En el prólogo de Mujeres indígenas frente al cambio climático se afirma que:
[…] los cuerpos de las mujeres son más susceptibles a los efectos peligrosos de la contaminación tóxica –contaminación por cianuro, arsénico y metales pesados de las actividades extractivas– y cada vez hay más evidencia que demuestra las muchas formas en que las mujeres, como portadoras de la vida, se ven afectadas y transmiten graves problemas de salud ambiental a las próximas generaciones.
En ese sentido, las mujeres indígenas y campesinas, así como la mayoría de las mujeres del Sur Global:
[…] soportan una carga aún mayor del cambio climático debido a los impactos históricos y continuos del colonialismo, el racismo y la desigualdad; pero sobre todo porque dependen más de los recursos naturales para su supervivencia. La sequía, las inundaciones y los patrones climáticos extremos e impredecibles presentan desafíos de vida o muerte para muchas mujeres, porque somos las mujeres las responsables de proporcionar alimentos, agua y energía a nuestras familias: somos las gestoras y actoras de la soberanía alimentaria. En muchas comunidades, la violencia de género y sexual contra las mujeres se agrega a otros impactos nefastos perpetuados por las industrias extractivas que afectan hoy en día a las más vulnerables.
La degradación ambiental es solo una muestra de las múltiples violencias que enfrentan las lideresas en sus territorios. Pero como veremos en las historias, no solo las mujeres se perciben como víctimas. Vandana Shiva, escritora y filósofa india, dice que las voces de las mujeres que participan y lideran estos movimientos “… son de liberación y transformación que proporcionan nuevas categorías de pensamiento para nuevas direcciones exploratorias”; y continúa diciendo que:
[…] somos nosotras las mujeres quienes tenemos la posibilidad de plantear cambios radicales, no solo en la forma cómo nos comportamos entre nosotras y con nuestros hijos y compañeros, sino en nuestra relación con los territorios, los acuíferos, los bosques y las diversas formas de vida en relación armónica con la naturaleza.
Las historias que presentamos en esta publicación son una muestra de estas resistencias: la búsqueda de una vida en plenitud de las mujeres, estén en la montaña, la comunidad, la selva, la ciudad. Con el deseo de ser más fuertes, más rebeldes, más alegres.
DETRÁS DE LAS HISTORIAS
Para escribir estas historias los autores contaron con varias actividades formativas, entre estas los conversatorios sobre “La situación de los pueblos indígenas y el extractivismo en Venezuela” y “La realidad del mundo campesino en Venezuela”, presentados por Minerva Vitti y Asdrúbal Morán, respectivamente, de la Fundación Centro Gumilla. Además de la actividad teórica-práctica “Taller de crónica. Cómo contar historias que conecten”, facilitada por Liza López, periodista/editora, con más de veinticinco años de experiencia como reportera y coordinadora editorial, que actualmente dirige el medio digital independiente Historias que laten.
La actividad dirigida por Liza López incluyó cuatro sesiones: dos teóricas, donde se compartieron recomendaciones para entrevistar, técnicas para narrar historias y ejemplos de crónicas inspiradoras sobre el mundo indígena y campesino; y dos mentorías en las que se acompañaron los primeros avances de escritura de los autores.
En la escritura de las historias participaron: Alfredo Bizcochea García, Ernesto Roque, Minerva Vitti, Asdrúbal Morán, Josue Araque, Rebeca Pérez, Dianelis Sánchez. En tanto, las mujeres que abrieron las puertas de sus hogares y sus territorios para contarse fueron: Amelia Conde, Zuleidys Candelaria Aray, Annis Cequea, Ana Mercedes Figueroa, Lisa Henrito, Teresa Farrera, Manuela Ariza, Aurelia Guedez, Rosa Luna, Elva Colmenares, Berta Moreno Panera.
Dentro de las historias existen dos –las de las lideresas indígenas Amelia Conde y Lisa Henrito– que ya habían sido publicadas previamente y que se han adaptado para este trabajo. Se comparten los links para acceder al material completo.
La publicación de esta revista sobre historias de lideresas indígenas y campesinas en Venezuela se realiza en el marco del proyecto “Fortaleciendo capacidades de análisis e investigación, en el talento humano de la Fundación Centro Gumilla 2023-2024”, implementado por la Fundación Centro Gumilla y financiado por la ONG jesuita Alboan, y responde específicamente a las actividades: sistematización de experiencias formativas en Gumilla y publicación de testimonios sobre mujeres indígenas y campesinas con liderazgo social.
El objetivo durante todo el proceso ha sido incrementar las capacidades y competencias de análisis e investigación en el talento humano asociado al Gumilla a nivel nacional; y publicar los testimonios de mujeres indígenas y campesinas con liderazgo social, con el fin de destacar su papel en la promoción de la democracia y los derechos humanos en Venezuela. Finalmente, se espera realizar encuestas y entrevistas donde se evaluará el grado de impacto de la publicación en la comunidad indígena y campesina y se medirá el nivel de satisfacción de las personas que recibirán el material.
*Periodista venezolana. Es parte del área de investigación de asuntos indígenas, justicia socioambiental y ecología de la Fundación Centro Gumilla. Fue jefe de redacción de la revista SIC (2013-2018). Autora del libro La fuerza del jebumataro. Historias de despojo y fortaleza de la Venezuela indígena (2019, abEdiciones UCAB y Ediciones Centro Gumilla).
El libro puede ser descargado sin costo alguno el el siguiente enlace de la Gumiteca: https://biblioteca.gumilla.org/cgi-bin/koha/opac-retrieve-file.pl?id=e13f4fce2c37696960c38cb6f77210de