Antolín Sánchez
Este artículo, tal como nos refiere su autor, es una versión más que resumida de otro que fuera escrito en 1993. En ese momento el acto de fotografiar y circular la fotografía no tenía nada que ver con lo que ocurre en estos tiempos donde la producción y la difusión fotográfica ha cambiado de manera radical con la aparición de lo digital. Pero el contenido del texto está totalmente vigente para los tiempos que corren donde la inmediatez está presente como nunca antes.
Nota preliminar
El siguiente artículo es una versión corta del publicado con el mismo título en el diario El Nacional en octubre de 1993. Durante el tiempo transcurrido, la forma como se produce y circula la fotografía ha cambiado radicalmente con el desarrollo de la imagen digital y la difusión a través de las redes sociales. Sin embargo, en ciertos aspectos el contenido mantiene vigencia, especialmente en lo referente a la obsesión por la inmediatez, condición que no es exclusiva de la disciplina pues en los últimos años invade casi todas las actividades humanas en forma universal.
Vale mencionar que originalmente este texto fue escrito por solicitud de José Antonio Navarrete en nombre del Comité de Redacción de la revista Extra Cámara, para ser incluido en el segundo número de dicha publicación. A pesar de ser entregado con varias semanas de anticipación a la fecha indicada, el escrito fue rechazado sin que existiese comunicación alguna con el autor en relación a por qué se procedía a censurar un material hecho por encargo. Como suele suceder, la censura terminó jugando contra el censor y la difusión en El Nacional superó en cientos de veces la cantidad de lectores que habría tenido en Extra Cámara.
Durante los últimos años la fotografía venezolana obtuvo el reconocimiento desde hace tanto tiempo anhelado. Esta tardía valoración significó, entre otros hechos, la apertura de galerías y museos a la disciplina, su inclusión en Salones y Bienales, así como la realización de importantes eventos a escala nacional. Finalmente, el Premio Nacional de Artes Plásticas conferido a Nelson Garrido parecería coronar, a pesar de la polémica suscitada, ese ambiente propicio a la especialidad. Sin embargo, ¿es en verdad así de bueno?, ¿está realmente la fotografía venezolana pasando por un buen momento? La respuesta puede escrutarse a partir del “Síndrome del jugo de cartón”. [Continúa leyendo…]
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