Sumario
Todos los años, el 27 de junio celebramos el Día del Periodista. Este año la celebración no solo coincide con periodistas detenidos, periodistas en el exilio, desinformación, censura, leyes que limitan la libertad de expresión… sino que hoy estamos en presencia del COVID-19. Así, la labor de informar-hoy, en plena pandemia, se ha tornado más difícil y compleja que en otros momentos. Pero el reto está presente y los periodistas han sabido asumirlo.
Varios miembros en la familia de la tachirense Carmen Urbina creyeron la cadena de WhatsApp que aseguraba revelar “la cura” del nuevo coronavirus: debían encontrar un cabello entre las páginas de la Biblia, hervirlo en agua y tomársela. En esa casa no hay conexión a Internet, ni radio, y la televisión solo recibe señal abierta.
Este Día Nacional del Periodista en Venezuela coincide con el curso de la pandemia más virulenta del último siglo. Los derechos a la libertad de expresión e información no se suspenden; por el contrario, ahora es cuando familias como los Urbina necesitan más contenidos verificados para comprender el virus y contrarrestar los rumores, como este de pseudociencia que ha sido viral en varios países.
Una pandemia puede ser, dependiendo del lente con el cual se mire, el peor momento o el momento estelar de la especialidad informativa conocida como periodismo de ciencia, observa Acianela Montes de Oca, periodista, investigadora y profesora en la Universidad Católica Andrés Bello.
Pareciera que los temas de ciencia y salud no son tan relevantes en la agenda pública, pero justamente esta pandemia ha reivindicado la importancia social del periodismo de ciencia, considera Patricia Marcano, periodista de investigación especializada en salud y coordinadora de redacción de Armando.info.
El periodismo científico selecciona, reorienta y traduce un conocimiento específico que fue producido en el contexto particular de ciertas comunidades científicas, en contenidos útiles para las audiencias. Dentro de esta especialización se enmarca el periodismo de salud, tan fundamental en tiempo de pandemia.
El periodista y académico español Manuel Calvo Hernando (1923-2012) auguró que el periodismo científico está llamado a ser una de las estrellas informativas de este milenio. Lo valoró como un instrumento para la democracia, porque pone al alcance de todos evidencias para poder opinar sobre los avances de la ciencia.
Datos de corta duración
La pandemia de COVID-19 no ha dado tiempo para la reflexión ni para que la ciencia cumpla con sus procesos de validación y verificación. Si los protocolos no se agotan, los periodistas bailan en ese vaivén con su mejor intención, de manera rápida y transparente, pero igual de manera equivocada, ha advertido Montes de Oca, también consultora en comunicación de la ciencia y comunicación para la salud. “Nada de lo que está ocurriendo tenía precedentes y el periodismo ha transmitido certezas que no lo eran”.
Marcano aterriza un ejemplo que ilustra la importancia del periodismo de ciencia: en marzo, desde agencias internacionales hasta medios locales informaron que científicos franceses habían “probado con éxito” una combinación de dos fármacos contra el coronavirus. El respectivo artículo científico, detalla la periodista, revelaba que ese ensayo clínico fue hecho solamente con veinticuatro pacientes. Una metodología insuficiente para darlo por válido.
“En periodismo de salud”, concluye Marcano, “ […] lo que tú publicas, si no está bien explicado, puede inmediatamente cambiar hábitos o incidir en decisiones equivocadas por parte de la gente”.
Desde que la ciencia identificó el virus, en pocos meses ha logrado tipificar y comprender una parte importante de su funcionamiento. Para lo bueno y para lo malo, como balancea Montes de Oca, también se empezó a hacer ciencia compartida y a exponer datos en repositorios abiertos.
En la universidad se aprende aquella premisa de que el periodismo es reductor de incertidumbres. Una pandemia puede sacudir incluso ese muro. El desafío ahora para los periodistas es transmitir cuidadosa y muy responsablemente la idea de que en ciencia las verdades son de muy corta duración, en el entendido de que estas pueden cambiar. Como zanja Montes de Oca, en ciencia “[…] no hay verdades, sino cosas menos falsas”.
Frente a esto, el ciudadano es el principal garante de su seguridad y de su salud. Ahora más que antes. Por eso, el mensaje periodístico a la audiencia debe ser recurrente: nunca baje la guardia, no se confíe, este conocimiento que resulta novedoso hoy no va a mantenerse por mucho tiempo, repasa Montes de Oca.
Una ventaja del periodismo de ciencia, destaca Marcano, es que al contar bien las historias, al dimensionar bien toda esta situación, el periodista ayudará a la audiencia a gestionar o minimizar el miedo y a comprender sus propios riesgos. “La consecuencia debería ser que la gente tome una buena decisión sobre cuál es la mejor manera de protegerse y que vea la importancia de usar el tapabocas, el lavado de manos y el distanciamiento físico”.
Comunicar la solidaridad
Un valor que va a sobrevivir a todo esto es la solidaridad y el apoyo mutuo, expresa Montes de Oca, ex coordinadora y redactora de las páginas de Ciencia y Medicina del diario El Nacional. La pandemia puede ser la peor noticia global en mucho tiempo, pero los periodistas pueden transmitir valores.
No basta con la enumeración de cifras. Se abre el desafío periodístico de rellenar la historia de contenidos, de aportar todo el contexto necesario y, dentro de ese contexto, los valores. “Si la nota no tiene alma va a ser más triste, porque no te va a ayudar a construir soluciones. Necesitamos construir soluciones y generar una actitud que nos ayude a sobrevivir en el día a día”.
Darle a los textos un enfoque de soluciones es, precisamente, una de las diez virtudes del periodismo responsable ante la pandemia que recién enumeró la Red Ética de la colombiana Fundación Gabo. Lo complementan con la necesidad de que los reporteros se protejan del virus, de evitar los titulares alarmistas, de pensar más en los efectos que puede tener lo que se publica y de formar equipo con periodistas especializados en ciencia y salud.
Marcano, quien ha cubierto la fuente de salud desde la agenda pública, la agenda propia y el periodismo de investigación, exhorta a no aventurarse a publicar de primero, sino a extremar la rigurosidad y evitar la creación de falsas expectativas.
Montes de Oca precisa recomendaciones desde el lado del periodista y de la audiencia.
Desde el lado del periodista: basta con cambiar un poco la pregunta para ayudar a cambiar la nota. Es útil relatar prácticas que puedan ser replicables, que hayan dado resultados útiles para algunos y que, cuando las miras en tu cotidianidad, te van a ayudar a ti.
Desde el lado de la audiencia: solidaridad y empatía son formas que en este momento se complementan. La gente debe ser capaz de comprender y ponerse en los zapatos del otro. A quien lee, ¿le gustaría que el periodista dijera que un familiar tiene el virus en su casa?, ¿soportaría esa presión del estigma social?, o ¿podría entender cómo se puede estar sintiendo el personal de salud en esta circunstancia?, ¿aguantaría esos insultos que algunos lanzan a médicos y enfermeras en redes sociales?
La pauta, para el Día del Periodista y el desarrollo de esta pandemia, es construir salidas sostenibles para todos. Que se pueda, dice Montes de Oca, desarrollar la capacidad de que la distancia sea entre los cuerpos, pero no entre las personas humanas.
Daniel Pabón
Licenciado en Comunicación Social mención Comunicación para el Desarrollo Científico y magíster en Ciencias Políticas por la Universidad de Los Andes. Profesor de periodismo de la Universidad de Los Andes en el Táchira (2014-2019) y de la Universidad Central de Venezuela en Caracas. (2019-actualidad).