Edixela Burgos
Humberto Jaimes Quero
Gustavo Hernández Díaz
SUMARIO
Lo que sigue es un estudio exploratorio que trata de responder a todo un conjunto de interrogantes sobre las emociones de los jóvenes universitarios frente a las redes sociales: ¿cómo es nuestra vida afectiva con Internet?, ¿cómo la tecnología se integra en la cotidianidad?, ¿qué influencia tiene la inmediatez y el exceso de conexión en las relaciones humanas?, ¿cuáles son los nuevos símbolos, valores, significados y estereotipos que trae consigo la vida social digital?, ¿las redes facilitan la opinión de las personas o más bien pueden fomentar la censura y autocensura?, ¿pueden generar desconfianza y miedo?, ¿son un mundo ideal o una simple prolongación de las debilidades y arbitrariedades humanas?
Antecedentes recientes del estudio
Las investigaciones empíricas sobre los prosumidores, las audiencias y el consumo cultural representan un asunto académico que está cobrando auge en las Ciencias de la Comunicación en América Latina y, más en concreto, en Venezuela. La Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (Alaic), que se fundó en noviembre de 1997 y cuyo primer presidente de esta organización colegiada fue el profesor venezolano Luis Aníbal Gómez, ha reportado, por lo menos, cinco grupos de trabajo que examinan los procesos de recepción y apropiación cultural de los medios masivos, redes sociales y dispositivos móviles. Estos son, a saber: Estudios de recepción; Comunicación y educación; Comunicación popular, comunitaria y ciudadanía; Comunicación, tecnología y desarrollo; Comunicación digital, redes y procesos. Por ejemplo, en los congresos de Alaic celebrados en México-(2016) y Costa Rica (2018), las grupos antes mencionados han abordado estos tópicos de manera recurrente: Redes sociales y visibilidad mediática; Discurso violento y de odio en dos grupos de Facebook; Las redes sociales y su valoración por parte de los periodistas; Periodismo de autor 2.0; Voto electrónico, el secreto y la información; Rol de los cibermedios en la educación ciudadana; Las redes sociales y sus efectos en las relaciones interpersonales; Influencia de los Videojuegos; Usos y apropiaciones de las TIC y La alfabetización digital. (Burgos y Hernández Díaz, 2021).
Ya hemos dicho que para el caso de la investigación en comunicación en Venezuela durante el período 2005-2018, se constata una agenda de estudio en la que se privilegia los temas concernientes a los prosumidores, el consumo cultural y las audiencias de los medios masivos en el marco de la convergencia tecnológica. Siendo más precisos, en estos últimos quince años, se ha examinado el rol de los prosumidores en la sociedad red a través de estos estudios: La ciber-participación cívica y política, la identidad en la red, E-gobierno y democracia, influencia de las tecnologías en los procesos administrativos del Estado; Generación líquida; Second Life; La generación interactiva en Venezuela; Consumo cultural de los videojuegos; Influencia del celular en la Generación Z. Finalmente, el estudio nos propone una serie de recomendaciones con miras a fortalecer, aún más, la indagación de los prosumidores y de los consumos culturales. Dicho de otro modo y de manera literal:
Se requiere de análisis comparativos nacionales e internacionales en comunicación que se sumerjan en estos temas: 1) La microsociología de lo cotidiano. 2) Las prácticas amadas y padecidas de las culturas urbanas y populares, incluyendo sus resistencias, conveniencias y alternativas comunicacionales ante la semiótica avasallante de los medios masivos y de Internet. 3) Los consumos de múltiples pantallas y los hábitos de los prosumidores en los ciber-ecosistemas comunicacionales. 4) El uso pedagógico de videojuegos, selfie, Instagram, Facebook y todo lo atinente al mercado de aplicaciones lúdicas. 5) La ciber-identidad y sus implicaciones con second life, donde el papel de la psicología social y de la sociología de las emociones es crucial. 6) La participación de los ciudadanos en el ámbito cultural y político. 7) Los procesos psicológicos de identificación y proyección virtual y los imaginarios patológicos que derivan del consumo de pornografía infantil, pedofilia, terrorismo organizado, xenofobias, bullying y homofobias. Patologías sociales que hay que discutirlas abiertamente en la escuela, en la familia y en las comunidades desde perspectivas educativas, morales, y culturales. (Hernández Díaz, 2019: p. 25)
Hagamos referencia a dos estudios empíricos recientes desarrollados por Edixela Burgos y Gustavo Hernández Díaz (2020 y 2022), que versan sobre el campo de la comunicación política en las redes sociales:
Las redes sociales para la participación política y ciudadana de los estudiantes de comunicación social de la UCAB es un trabajo que advierte dos conclusiones esenciales:
1.- El tema de las redes sociales y su uso para la participación política y cívica en un país como el nuestro, supone comprender las limitaciones que provienen del propio Estado para participar en la vida sociopolítica del país, ya que se obstruye y criminaliza cualquier forma de acción social que disienta del poder que se ha instituido desde el Gobierno venezolano […] 2. El nivel de participación de los encuestados y su activismo ciudadano a través de distintos medios, presenta oscilaciones entre ser medianamente activo y nada activo. En ninguna categoría los estudiantes manifestaron ser muy activos. Así que, su nivel de acción dentro de la vida social expresa un escaso compromiso ciudadano, y una participación poco sólida que permita establecer cambios a largo plazo. (Burgos y Hernández Díaz, 2020: p. 150)
En La conversación electoral en Twitter durante las elecciones regionales de 2021 se demuestra que el gobierno autoritario ejerce una hegemonía informativa en Venezuela. En este estudio se reportan una serie de irregularidades en torno a estos comicios: problemas de acceso a Internet, violaciones a la libertad de prensa, restricciones de acceso a la información, intimidación gubernamental y detención arbitraria, fallas de conectividad inducidas, bloqueos de televisoras digitales (Vivoplay), censura de portales web-informativos. Este diagnóstico es taxativo en cuanto a sus afirmaciones apoyadas en evidencias empíricas:
Es vergonzoso el control que ejerce el Gobierno sobre los medios tradicionales y el espacio de Internet. El autoritarismo comunicacional censura cualquier perspectiva crítica, ya sea que provenga de la oposición o de cualquier factor político independiente. Es la ciudadanía la gran afectada frente a los monopolios y controles que se ejercen sobre la información, en especial, porque se busca confinar al sujeto a espacios afines al Gobierno, mientras se desmoviliza a la ciudadanía y no se permite debatir sobre temas emergentes […] La protesta digital debe ser continua, más allá de los bloqueos y restricciones, con el fin de desmontar la estructura gubernamental y sus intenciones ideológicas. (Burgos y Hernández Díaz, 2022: p. 174)
Finalmente, damos cuenta de otra investigación desarrollada por Humberto Jaimes Quero y Gustavo Hernández Díaz en el año 2022 y que se intitula: Insatisfacción por la educación online en tiempos de pandemia. En dicha indagación se constata que existe un elenco de críticas acerca de la educación virtual desarrollada durante la pandemia: horas continuas frente a pantallas de dispositivos tecnológicos; pérdida de atención y capacidad para procesar la información; incremento de la ansiedad en el mismo núcleo familiar ante la avasallante emisión de tareas escolares. A esto se suma la ausencia de debate en clase; la aclaración de dudas; la exagerada asignación de artículos y libros que se deben leer en tiempo récord, práctica que no contribuye con el pensamiento crítico y que aumenta la pérdida de atención en el proceso de aprendizaje.
Metodología: encuesta y preguntas online
Adelantamos en el resumen que presentamos supra que se trata de un estudio que explora la relación emocional de los estudiantes universitarios sobre las redes sociales y el uso que hacen de ellas. Con estos fines, nos apoyamos en una metodología de investigación mixta a partir de dos técnicas de recolección de información para corroborar los supuestos principales que orientan el propósito de nuestra indagación.
La primera técnica consistió en la aplicación de una encuesta no probabilística con una muestra intencional a 98 estudiantes pertenecientes a la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello, en mayo de 2022. Los encuestados presentaron estos rasgos socio-demográficos: A) 72 % mujeres y 28 % hombres. B) 90 % vive en Caracas (Área Metropolitana), el resto habita en La Guaira, Guarenas Guatire, Los Teques, San Antonio. C) 56 % trabaja, el resto no (44 %). Los que trabajan lo hacen en diferentes modalidades: presencial, online, y medio tiempo.
La encuesta en Google Forms exploró una serie de ítems sobre el uso de las redes sociales: edad, sexo, trabajo, redes más usadas, horas dedicadas, producción y consumo de contenidos, temas preferidos y consultados, difusión de la privacidad, importancia de publicar y opinar en las redes sociales, expectativas del público cuando se opina en las redes sociales y utilidad de los contenidos.
La segunda técnica de indagación se basó en un cuestionario online de cinco preguntas abiertas que versaban sobre los efectos emocionales de las redes sociales. Señalemos que las preguntas abiertas presentan estas cualidades generales: A) Brindan la oportunidad de que el entrevistado desarrolle libremente su opinión. B) Son difíciles de procesar porque dependen de la experticia del investigador. C) Los informantes pueden declarar afirmaciones que luego ellos mismos contradicen en la siguiente intervención. D) Resulta una tarea enriquecedora el analizar la complejidad humana en el discurso lingüístico. Vale decir, leer afirmaciones y negaciones entremezcladas, identificar la armonía de los contrarios, precisar la riqueza de las expresiones. E) Detrás de cada aseveración o negación de una idea hay una posible omisión, algo oculto, subterráneo que no queremos develar.
El cuestionario online también se aplicó en la misma Escuela de Comunicación Social y, en esta ocasión, las preguntas abiertas se distribuyeron a veinte estudiantes, doce mujeres y ocho hombres, entre 19 y 22 años, en julio de 2022. Cinco fueron preguntas que se enviaron por correo electrónico para que se respondieran en 150 a 200 palabras. Estas son, a saber: 1) ¿Es más cómodo opinar en las redes que en la vida real? 2) ¿Tus temores se disipan en las redes? 3) ¿Prefieres unirte a una comunidad virtual o a una comunidad real? 4) ¿Si fuese posible cambiarías tu estilo de vida y habitarías más en la red y menos en la realidad? 5) ¿Qué es lo que más deseas cuando estás en la vida online? Se puede observar que estas preguntas quieren tomarle el pulso a las emociones, vale decir, a la relación que sostenemos entre la vida social tradicional y la vida social digital (Serrano-Punche, 2016), lo cual supone que los prosumidores universitarios tengan la posibilidad de explicitar sus deseos, sus temores, sus pasiones, sus estilos de vida, ya que ello forma parte de una cibermegalópolis digital que se edifica y se reinventa constantemente y que coexiste con la sociedad real o con el entorno off line, que sigue siendo el referente primordial de las emociones y sentimientos genuinos, toda vez que se originan desde el contacto humano, cara a cara, en plena diversidad cultural que va desde lo íntimo a lo físico, y viceversa.
Contexto emocional, económico y político de los estudiantes
Las respuestas que podamos apreciar en la encuesta no probabilística y en el cuestionario on line están muy determinadas por las emociones que se han acumulado en más de dos años de pandemia. La escenografía que nos presenta la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (Encovi-2021), nos muestra un panorama desolador de lo que hemos llamado los “Cuatro jinetes del Apocalipsis” que se han liberado para devastar aún más a Venezuela y que presentamos enseguida:
1) La pérdida de la institucionalidad: deterioro de la calidad de vida, elevados índices de pobreza y desigualdad, incertidumbre hacia el futuro. 2) Crisis económica: el PIB se ha reducido a 74 % durante el período 2014-2020. Ha colapsado la renta petrolera. Hiperinflación, reducción de empleo, destrucción del poder de compra. 3) Discontinuidad de la transición demográfica: la población se ha reducido a 28,7 millones. Aproximadamente 4 millones de personas dejaron el país. 4) Pandemia por COVID-19 y crisis de combustible: este último aspecto ha agravado la crisis de los servicios públicos, la disminución de movilidad social ha influido negativamente en la educación, la economía y el empleo (Encovi-2021).
Otros aspectos a considerar en el contexto emocional de los venezolanos son: el exceso de pantalla, la vivencia patológica del confinamiento, la frustración de perderse la vida con sus avatares. Convivimos con un gobierno que desinforma cínicamente. Experimentamos múltiples oleadas de migración que se lleva a familiares y amigos. No escapamos del exceso de información, de los contenidos falsos, de la autocensura, de no saber convivir con la familia en situaciones extremas. Hace falta el amor filial, las vinculaciones eróticas y sexuales. La pandemia ha traído consigo el presentismo, vale decir, una vida que renuncia a vivir el presente con sosiego. Ha traído consigo el consumismo exagerado, es decir, renunciar a consumir lo que realmente necesitamos. Ha traído consigo a los llamados influencer que quieren brillar a toda costa y como sea. Se impone la desinformación que en formato de espectáculo emborracha de prejuicios y estereotipos.
La definición de Generación proporcionada por Álvarez, Heredia y Romero (2019) nos parece acertada para comprender los rasgos psicosociales de los estudiantes universitarios que forman parte de nuestro estudio. Estos autores entienden por Generación aquel grupo social que comparte gustos, inclinaciones y sobre todo que se identifica con la toma de posición cultural, política y económica que marcaron la historia nacional y mundial en un momento determinado. Se puede hablar de generación familiar, generación social, generación tecnológica, por citar tres ejemplos. A nosotros nos interesa indagar la vida de las personas que se ubican en la llamada Generación Z. Los nacidos a partir de 1995, cuyas edades oscilan entre los 19 y 24 años y que están estrechamente vinculados con la cultura digital y las redes sociales. En lo que atañe a este estudio, estos jóvenes son prosumidores que generan y consumen contenidos, se asocian a comunidades de interpretación, avivan las culturas locales y globales, practican la convergencia de intereses públicos y privados, ejercitan la libertad de expresión y de opinión, defienden sus ideas de equidad y justicia pero también se “virtualizan” en la oscuridad del anonimato para desmerecer a sus semejantes.
La Generación Z presenta otros rasgos peculiares: son interactivos. La emoción impera en sus decisiones. La ansiedad puede alterar su realidad. Dan respuestas inmediatas. Autodidactas: aprendieron por sí mismos a utilizar las TIC. Se identifican plenamente con la iconosfera y, en menor medida, con la logosfera. Esto es, para los Jóvenes Z el universo multimedia lo es todo mientras que, por lo general, sienten aburrimiento e impaciencia con el mundo de las palabras, con la escritura, con los razonamientos complejos, con el desarrollo secuencial y prolongado de ideas, teorías e hipótesis. (Ferrés, 2002, Hernández Díaz, 2019).
Con estas precisiones conceptuales, presentamos a continuación los resultados más importantes de la encuesta dirigida a 98 estudiantes de la Escuela de Comunicación Social de la UCAB, en mayo de 2022. Veamos:
• De los 98 encuestados, el 100 % tiene cuentas en redes sociales, lo que confirma que estas plataformas prácticamente forman parte de la vida cotidiana de la población urbana con fuerte apego tecnológico.
• El 71 % usa preferiblemente Instagram. Siguen Twitter (12 %), Tik Tok (11 %) Telegram 3 %, Facebook 3 %.
• En los fines de semana (sábado y domingo), 37 % dedica más de cuatro horas diarias, 29 % cuatro horas diarias, 16 % dos horas diarias, 6 % una hora diaria, 12 % no sabe/no contestó.
• En los días de semana (lunes a viernes), 28 % dedica más de cuatro horas diarias, 24 % cuatro horas, 18 % dos horas diarias, 16 % una hora diaria, 14 % no sabe, no contestó.
• En cuanto al uso de redes sociales: el 2 % prefiere publicar contenidos, 28 % consultar contenidos y 69 % ambas opciones.
• ¿Cuáles son los temas que prefiere consultar en las redes sociales? Los estudiantes tenían cuatro opciones de una lista de categorías. Estos fueron los resultados: Política, 9 %; Economía, 4 %; Ciencias, 5 %; Deportes, 6 %; Salud y belleza, 14 %; Religión y creencias, 2 %; Entretenimiento y espectáculos, 22 %; Seguridad y delincuencia, 4 %; Educación, 8 %; Gastronomía, 10 %; Turismo, 9 %; Otros, 7 %.
• En cuanto a la publicación de contenidos, los temas preferidos fueron: Entretenimiento y espectáculos, 30 %; Salud y belleza, 22 %; Gastronomía, 8 %; Deportes, 7 %; Educación, 6 %; Turismo, 5 %; Política, 3 %; Religión y creencias, 2 %; Seguridad y delincuencia, 1 %; Economía, 0 %; Ciencias, 0 %; Otros, no especifica, 16 %.
• En cuanto a la publicación de contenidos relacionados a la vida personal o no, los jóvenes manifestaron: Contenidos relacionados con mi vida personal, 25 %; Contenidos generales no relacionados a mi vida personal, 13 %; Las dos opciones anteriores, 56 %; Ninguna de las anteriores, 6 %.
• ¿Es importante publicar en las redes sociales? Muy importante, 11 %; Importante, 10 %; Más o menos importante, 46 %; Poco importante, 21 %; Nada importante, 12 %.
• ¿Es importante opinar en las redes sociales? Muy importante, 2 %; Importante, 18 %; Más o menos importante, 46 %; Poco importante, 24 %; Nada importante, 10 %.
• Cuando usted opina en las redes sociales espera: Que el público apoye su opinión, 6 %; Que otras personas comenten, 17 %; Las dos opciones anteriores, 16 %; Que las personas conozcan mis opiniones, 38 %; que las personas no critiquen, 6 %; Otra, 6 %; No sabe/ no contestó, 11 %.
• Cuando usted publica fotografías personales en las redes sociales espera: Que le guste al público, 24 %; Que otras personas comenten acerca de sus fotografías, 13 %; Las dos opciones, 35 %; Que las personas conozcan mis fotografías, 22 %; Que las personas no critiquen mis fotografías, 4 %; No sabe/no contestó, 2 %.
• ¿Son útiles para su vida personal los contenidos que consulta en las redes sociales? Marque una opción. Muy útiles, 35 %; Útiles, 45 %; Más o menos útiles, 16 %; Poco útiles, 2 %; Inútiles 0 %; No sabe/no contestó, 2 %.
Dentro del devenir de la cultura digital y las redes sociales digitales, los ciudadanos estructuran sus vidas alrededor de la ubicuidad de las comunicaciones interactivas y de nuevas pautas de sociabilidad organizadas alrededor de las tecnologías. Específicamente los jóvenes expresaron en sus entrevistas algunos elementos que abordan la convivencia en las comunidades virtuales, los temores y deseos que perviven en la búsqueda de espacios que les permitan expresarse en contextos de mayor tolerancia y respeto. Aspectos esenciales si pretendemos con-vivir en sociedades cada vez más democráticas, sustentadas en el diálogo y en los consensos.
En los últimos años prolifera en las redes sociales una cultura que cercena, niega y estigmatiza cualquier opinión, idea o pensamiento que difiera de lo socialmente establecido o normado, en especial, nuestros jóvenes manifestaron sentirse particularmente angustiados por ser víctimas de la cultura de la cancelación, dado que sus opiniones pueden ser desaprobadas y objeto de linchamientos, ataques y amenazas por personas que probablemente jamás van a conocer, pero que en las comunidades del ciberespacio se creen con la autoridad moral para sentenciar, criticar y negar todo aquello que se considere como una opinión disidente. Me preocupa mucho qué pueda pensar la gente de mí por tener ciertas opiniones, pero en las redes eso suele aumentar, principalmente por el temor a ‘ser cancelado’, o a que me ‘caigan encima’ por expresar lo que opino […]. (Estudiante masculino N° 14)
Siento que en las redes sociales cualquiera puede ver lo que dices o haces y tergiversar o malinterpretar lo que expresas, además de que personas que no tienen nada que ver ni saben nada de ti lo ven y sacan sus propias conclusiones sobre uno, sin una perspectiva completa de la situación y, dependiendo de cómo sea la persona, incurrir en cancelaciones o ataques injustificados hacia uno. (Estudiante masculino N° 2)
Ese miedo a ser aniquilado por postear un mensaje, foto o video lleva a muchos de nuestros entrevistados a censurarse y limitar el ejercicio de expresarse libremente en las redes sociales; además reina el miedo a ser amonestados y vilipendiados públicamente.
En redes sociales suelo tener más miedo después de presionar ‘enviar’ porque una cancelación puede venir de cualquier persona que no esté de acuerdo con lo que planteo. (Estudiante masculino N° 14)
Indudablemente estamos frente a personas y comunidades que usan el miedo y la intimidación para cercenar no solo los derechos ciudadanos, sino todo el sistema de comunicaciones, ya que esos encuentros con la otredad caracterizados por la indiferencia y hostilidad, son una expresión de la forma como nos comunicamos. Como bien lo afirma Bauman (2007) “… el temor a ser separado en solitario (o como parte de un grupo reducido) de la gozosa multitud y a ser condenado a sufrir igualmente en solitario mientras los demás prosiguen con su jolgorio y sus fiestas” (p.31). De forma que, nadie quiere ser excluido; eso representa un miedo legítimo dentro de las sociedades contemporáneas, nadie desea ser castigado y aislado no solo de las dinámicas del ciberespacio, sino también de la vida off line.
Esta cultura de la cancelación también se articula a una pretensión del anonimato, en la que se actúa sin la responsabilidad que supone emitir una opinión, porque bajo esta perspectiva priva la racionalidad de que dichas acciones no tienen consecuencias en el ciberespacio, como sí las podrían tener en la vida off line, de ahí que uno de nuestros entrevistados considere que es más cómodo opinar en las redes sociales que en la vida real, dado que existe una sensación de ser inalcanzable: […] considero existe una especie de misticismo en el que nos sentimos inalcanzables. (Estudiante masculino N°10)
Bajo esta perspectiva, como se actúa en un entorno virtual y no se expone el cuerpo, ya que se pueden hacer críticas sin la necesidad de tener al otro frente a ti, los usuarios no miden los alcances que sus acciones pueden tener para la vida de los otros, en especial cuando se abordan las esferas del respeto y la empatía. Bajo esta mirada, se actúa soslayando a la otredad, minimizando su existencia, pero con especial fuerza se priorizan las acciones centradas exclusivamente en la subjetividad personal. […] en las redes todo el mundo tiene un sentimiento de ‘seguridad’ y por eso insultan los comentarios de los demás, los videos y el contenido que crean otros usuarios. Por eso, y por la comodidad que da responder y opinar sin tener a la otra persona de frente. (Estudiante femenina N° 18)
[…] estar detrás de un teclado te hace sentir cómodo porque no tienes de frente a las personas que probablemente difieran o expresen de manera física la inconformidad que tienen con tus palabras. […] opinar en redes es más cómodo porque aún sentimos que es un espacio donde nuestras acciones no tienen consecuencias, podemos decir o hacer lo que queramos y escudarnos bajo la excusa de que es una pantomima o imitación. (Estudiante masculino N° 10)
Actuar desde la expulsión y negación de la vida de ese otro que difiere de mi perspectiva nos acerca más a prácticas que incentivan el miedo y formas de autoritarismo en sus diversos órdenes, además minimizan las posibilidades para con-vivir con esos otros, y establecer diversos acuerdos que fortalezcan los frágiles vínculos que nos unen como sociedad.
Vida en la red: las comunidades que desean los jóvenes
Además, en redes es más cómodo conectar con gente que sí tiene los mismos ideales, intereses y gustos que tú, por lo que resulta más interesante el apoyo e intercambio de ideas. (Estudiante femenina N° 11)
Castells (2013) ya nos señalaba la emergencia no solo de una sociedad red, que se construye alrededor de redes personales y corporativas sustentadas en redes digitales a través de Internet, sino también de la tendencia al individualismo en el comportamiento social. Específicamente, la sociabilidad se reconstruye en forma de individualismo en red y comunidad en red que se sustenta en “… la búsqueda de personas afines, en un proceso que combina interacción virtual (online) con interacción real (offline), ciberespacio con espacio físico y local” (p. 13).
[…] honestamente amo pertenecer a comunidades online, porque gracias a ellas he conseguido buenos contactos y amigos de otros continentes que están en el mismo ‘nicho’ que yo, nos gustan los mismos temas y es más sencillo entablar una conversación. (Estudiante femenina N°18)
Más allá de esta forma de sociabilidad sustentada en un individualismo en red, nuestros entrevistados están buscando en sus comunidades virtuales, no solo contar con afinidad en gustos y preferencias, sino intensificar su sensación de libertad, seguridad y respeto.
[…] sin duda, lo que más deseo cuando me sumerjo en la vida online es compartir mis ideas u opiniones con la seguridad de que exista un respeto y entendimiento por ellas. (Estudiante femenina N° 20)
Lo que más deseo cuando estoy en la vida online es que deje de haber tanto odio hacia las personas que son diferentes a uno, tiene que haber aceptación y que las personas dejen de tratar de seguir los estereotipos que marca la sociedad ya que eso no es un estilo de vida sano para nadie. (Estudiante femenina N° 1)
Lo que más deseo al momento de conectarme en la comunidad online es la reducción de la toxicidad en los mensajes que uno emite en Twitter o en Instagram ya que uno no puede estar en contra sobre un tema porque lo llegan a amenazar de muerte si no coincides con la opinión del usuario. (Estudiante masculino N° 17)
El miedo de nuestros entrevistados a ser juzgados y criticados incide negativamente en su bienestar personal, ellos desean encontrar en la red un entorno seguro que les permita emitir opiniones y publicar contenidos, sin el temor de ser expuestos o ferozmente atacados por expresar alguna idea o pensamiento.
Creo que pienso más allá y me preocupo sobre lo que puedan pensar sobre mí y los comentarios que puedan emitir. Pensaría que estoy en un entorno seguro porque lo integran personas que conozco, pero a veces no opino o no publico cosas para no arriesgarme a ser criticado por lo que muestro. (Estudiante masculino N° 5)
La cultura de la cancelación y las implicaciones de ser bloqueado y excluido se constituyen en aspectos centrales para nuestros jóvenes entrevistados, en especial porque la vida online supone unas exigencias que pueden desencadenar estados depresivos y baja autoestima, no olvidemos que los entornos virtuales son tan significativos para la vida de las personas como las relaciones que estos mantienen fuera de línea. Y en estos espacios virtuales, el estatus y el prestigio se miden en función de los likes, follow y view.
La sutil sensación de insuficiencia: frente a la mirada de los otros
[…] no se puede negar que las redes despiertan otros temores como lo es el no ser suficiente, la comparación y la ansiedad por el futuro. (Estudiante femenina N° 3)
Gergen (2006) analiza la emergencia de las tecnologías de la comunicación y su desarrollo y expansión dentro de nuestra vida cotidiana a través de la posibilidad de establecer relaciones con una multiplicidad de personas, lo cual conduce al proceso de saturación social, y con ello aparece la colonización del yo y la multifrenia (escisión del individuo en una multiplicidad de investiduras del yo) en las relaciones sociales.
Gergen nos explica que uno de los rasgos esenciales que resalta de esta situación es el ascenso de la insuficiencia, ya que el individuo se ve acosado no solo por una multiplicidad ilimitada de vivencias, sino por la sutil manifestación de una sensación de insuficiencia y de duda sobre sí mismo, frente a lo que consideramos como “bueno”, “correcto” o “ejemplar”, debido a las diferentes perspectivas que provienen de las personas, medios e instituciones con las cuales nos relacionamos.
Las redes pueden engatillar pensamientos en uno. Las redes pueden crear una comparación constante con los demás, por su manera de ver, pensar y vivir. Por ende, las redes no son algo que te quitan las inseguridades y temores, más bien, son un lugar donde se exacerban. (Estudiante femenina N° 18)
Gergen ya nos advertía sobre cómo los medios nos arrojaban continuamente nuevos criterios para nuestra propia valoración y de cómo alcanzar el bienestar personal, pero el asunto se complejiza por la multiplicidad de valores, perspectivas y sentidos que pululan y discrepan entre sí, el sujeto se enfrenta continuamente al cuestionamiento de sus decisiones con relación a sus estilos de vida, debido precisamente a la diversidad de posibilidades para presentarse en los entornos sociales.
[…] en redes me da miedo (entendiendo que está mal y es un miedo no tan constante) que lo que publique o envíe no sea bien recibido, que no tenga un impacto interesante o que simplemente sea ignorado por absolutamente todos. (Estudiante masculino N° 10)
[…] al momento de ver y analizar las redes sociales son extremadamente tóxicas. Crean estándares de belleza irreales, pueden fomentar la desinformación de las personas. Son como un arma de doble filo. No todo el mundo sabe utilizarlas sin que estas afecten su manera de vivir y sobrellevar las situaciones. (Estudiante femenina 18)
Dentro del contexto de las redes sociales, nuestros entrevistados manifiestan sentirse constantemente cuestionados ante esa compleja multiplicidad de estilos de vida, perspectivas y sentidos que se hallan en los entornos virtuales, ante lo cual emerge la perenne sensación de insuficiencia, ya que continuamente los contenidos que se comparten en las redes están bajo el escrutinio de amigos, familiares, colegas y gente anónima. Además, en estos entornos la crítica gira alrededor de quién puede ofrecer la mejor versión de sí mismo, el que obtenga más likes, retuit y view; aunado a ello, se debe lidiar con el temor de ser cancelados, bloqueados y vilipendiados en su dignidad como personas.
En estos escenarios la insuficiencia supone miedos, parálisis emocional y trastornos afectivos y psicológicos por sentir que nunca se dispone de la suficiente información, comunicación y conexión con los otros. Además, ante tantos estilos de vida y racionalidades, cómo se puede tener la certeza que tomamos las decisiones correctas según los escenarios que se nos presenten. Todo ello, supone un complejo panorama para los jóvenes, quienes se hallan tratando de pertenecer y adaptarse a tendencias que cambian perennemente, en un mundo caracterizado por lo transitorio y la vertiginosidad.
No es el “mundo feliz”
Buena parte de los jóvenes ve las redes sociales como un ambiente en el que pueden encontrar contenidos útiles, entretenimiento, establecer algunas relaciones sociales satisfactorias, pero no las consideran como la vida misma ni como la faceta más importante de la existencia humana. Ello pudiera ser una clara señal de advertencia al discurso que postula la “digitalización total” de la sociedad como una presunta utopía a alcanzar. Para ellos la vida off line sigue siendo más relevante que las redes.
Esta percepción ya la habían constatado durante los dos años de educación online que experimentaron entre 2020 y 2021, período que para muchos significó un lapso muy duro debido a la falta de contacto físico con otras personas y el desvanecimiento de la calle, el centro comercial y todos aquellos escenarios donde es posible el encuentro físico con amistades, familiares, con la vida tal como la ha conocido el Homo sapiens desde hace miles de años.
Llama la atención que la vida online es vista como un ambiente un poco artificial, acomodado, en el cual suele escasear la transparencia entre las personas y buena parte de lo que se publica no siempre es de confiar. Los estudiantes muestran desconfianza en este “mundo editado”, donde gran parte de los contenidos son elaborados con objetivos específicos de mercadeo, con el propósito de lograr una acomodada representación o autorrepresentación, generar seguidores, incrementar las ventas, sumar opiniones favorables y otros propósitos. En estos jóvenes hay cautela respecto a las redes sociales, porque no son de fiar ni muestran siempre “modelos de comportamiento” a seguir.
En fin, la vida online y sus redes sociales no son la utopía ni pueden sustituir la relación cara a cara, constituyen un ambiente que de manera parcial puede facilitar algunos aspectos de la existencia cotidiana, pero también pueden complicarla porque tienen sus demonios, caso de los contenidos tóxicos, la intolerancia, la cultura de la cancelación, los estereotipos y otras criaturas que las colocan no como el “paraíso” a conquistar, sino como un submundo que a pesar de sus bondades conserva parte de las arbitrariedades y debilidades propias del ser humano.
Referencias
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https://revistasenlinea.saber.ucab.edu.ve/index.php/analogias/article/view/5431
SERRANO-PUCHE J. (2016): “Internet y emociones: nuevas tendencias en un campo de investigación emergente”. En: revista Comunicar, N-46. Visor Redalyc – Internet y emociones: nuevas tendencias en un campo de investigación emergente
UCAB (2021): Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida. UCAB. https://assets.website-files.com/5d14c6a5c4ad42a4e794d0f7/6153ad6fb92e4428cada4fb7_Presentacion%20ENCOVI%202021%20V1.pdf
Edixela Burgos
Doctora en Ciencias Sociales de la UCV. Profesora asociado de la UCAB. Investigadora del CIC-UCAB.
Humberto Jaimes Quero
Profesor agregado e investigador del Centro de Investigación de la Comunicación CIC-UCAB. Lic. Comunicación Social (UCV) / magíster en Historia de las Américas (UCAB).
Gustavo Hernández Díaz
Doctor en Ciencias Sociales de la UCV. Profesor titular de la UCV. Director del Centro de Investigaciones de la Comunicación de la UCAB desde 2018. Miembro de la revista Comunicación desde 1987.