El 27 de febrero de 1989 marcó un antes y un después en la historia contemporánea de Venezuela. Este día, conocido como el “Caracazo,” se convirtió en un símbolo de protesta social, desigualdad económica y represión estatal. Más allá de los hechos que lo definieron, este evento transformó profundamente la relación entre los medios de comunicación y la sociedad, dejando una huella indeleble en la memoria colectiva del país. A continuación, exploramos cómo los medios venezolanos abordaron este episodio y cuál fue su impacto en la sociedad, a través del análisis de varios artículos publicados en la revista “Comunicación” en 1990, específicamente del año 15 de su fundación, en la edición número 70.


Contexto histórico: las raíces del estallido
El Caracazo fue el resultado de un cúmulo de tensiones sociales y económicas que explotaron tras la implementación de un paquete de medidas económicas por parte del gobierno de Carlos Andrés Pérez. Este conjunto de políticas, conocido como el “paquete económico,” incluyó el incremento de los precios del transporte público y productos básicos, lo que afectó desproporcionadamente a los sectores más vulnerables. La reacción popular no se hizo esperar: lo que comenzó como protestas espontáneas rápidamente escaló a disturbios, saqueos y enfrentamientos violentos. La respuesta del gobierno fue contundente y trágica, con una represión militar que dejó cientos de muertos y heridos.
Sobre encuestas y cobertura
El profesor y doctor en Ciencia sociales, Jesús María Aguirre, SJ, publicó en ese número un trabajo titulado: “Encuesta de opinión sobre el papel de los medios de Comuicación en el estallido de febrero de 1989”. Lo reproducimos abajo. En líneas generales la mayoría de las encuestas reflejaron que los medios más confiables eran la TV y la prensa escrita, también hubo un rechazo mayoritario al uso indiscriminado de la violencia y a la aplicación de mecanismos de censura. También se observó que la mayoría no confiaba en los datos suministrados por el gobierno en relación al número de víctimsa y desaparecidos.
Aquí los detalles de este trabajo.
Encuesta-de-opinionLos medios tradicionales frente al Caracazo
En un principio, los medios tradicionales intentaron minimizar la magnitud del estallido social. Muchos optaron por reproducir las versiones oficiales, lo que generó una desconexión entre los relatos mediáticos y la realidad que vivía la población. Sin embargo, a medida que los disturbios se intensificaron, algunos medios comenzaron a adoptar una postura más crítica.
La profesora Caroline Bosh de Oteyza publicó en la revista Comunicación un artículo titulado:”El 27 de febrero en la prensa Nacional” . El mismo analiza el papel de los medios de comunicación en la cobertura del estallido social del 27 de febrero de 1989 en Venezuela. La autora destaca cómo la opinión pública estuvo particularmente desorientada en los días posteriores debido a la escasez, contradicción y confusión en la información disponible. Resalta que, en muchos casos, los rumores prevalecieron sobre la información oficial. Además, cuestiona la actuación de los medios audiovisuales, especialmente la televisión, criticando la improvisación y la falta de responsabilidad informativa. Finalmente, señala que la gestión de la información en esos días debe ser un tema de reflexión, ya que tuvo un impacto significativo en la percepción y reacción de la sociedad ante los hechos.
cobertura-27-fViolación de DDHH
En este número de la revista comunicación se extrae parte de lo que fue el informe de la ONG PROVEA sobre violación a los DDHH, específicamente sobre el tema de la libertad de expresión.
El informe analiza la situación de la libertad de expresión e información en Venezuela durante el período 1988-1989. Si bien existe una amplia gama de medios de comunicación, en realidad los periodistas y los medios sufren de presiones, censura, amenazas e incluso ataques a su integridad física por parte del gobierno. Las presiones se intensificaron hacia el final del gobierno de Jaime Lusinchi, especialmente durante el período electoral de 1988, cuando se denunciaron abusos en la utilización de los medios para favorecer a los candidatos del partido en el poder. Además, los medios dependientes de la importación de papel por parte del Estado fueron víctimas de presiones, y los medios en general sufren de discriminación en la asignación de publicidad gubernamental, lo que permite al gobierno ejercer influencia sobre sus líneas editoriales.
Aquí el PDF
informe-proveaEl sacudón y su cobertura en la prensa caraqueña
El profesor Ángel Álvarez también marcó su impronta en la edicion número 70 de esta revista dedicada en buena parte al caracazo en un trabajo titulado: Versiones políticas del sacudón enlos diarios capitalinos”.
El trabajo presenta diferentes perspectivas sobre los sucesos del 27 de febrero de 1989 en Venezuela. Algunos diarios, como El Diario de Caracas y El Nacional, definen los hechos como estallidos de violencia y una ola de saqueos y disturbios protagonizada por el pueblo en respuesta a las medidas económicas del gobierno, especialmente el alza de precios en pasajes, gasolina y alimentos. Otros medios, como El Mundo y Últimas Noticias, ven los hechos como ondas de violencia protagonizadas por estudiantes, usuarios del transporte y agitadores, en reacción al aumento de los precios de los pasajes.
Por su parte, El Universal y la revista 2001 atribuyen la responsabilidad a provocadores infiltrados que habrían degenerado las protestas en alteraciones del orden público y especulación con los precios del transporte. Estas diferentes definiciones y atribución de responsabilidades reflejan la polarización de los medios de comunicación en torno a los sucesos del 27 de febrero, que son vistos desde diversas perspectivas políticas e ideológicas.
versiones-politicas-del-sacudon-en-los-diarios-capitalinos-compressed-pagesY de aquellas furias solo quedan palabras
Finalmente la pluma de Federico Álvarez se destaca con una análisis titulado “Y de aquellas furias solo quedan palabras”.Algunos puntos resaltantes de su texto.
Entre las interpretaciones más difundidas del 27-F, están las que aseguran que estos acontecimientos produjeron un cambio radical en la conducta del venezolano y dieron lugar al nacimiento de un nuevo país. Se cree que la protesta masiva y violenta se ha convertido en un nuevo patrón de comportamiento de un pueblo que se cansó de aceptar sumisamente las decisiones de los poderosos. Para corroborar este cambio actitudinal, se destacan algunas conductas novedosas, como que el venezolano se está acostumbrando a regatear los precios y a buscar la mejor oferta, y es más frecuente el rechazo a los abusos en los servicios públicos y al despotismo burocrático.
Las organizaciones políticas y sindicales han sido sacudidas por el temor de verse desplazadas o por la conciencia de su terrible desvinculación de las masas. Los partidos populares han acercado más sus propuestas unitarias y de entendimiento. El gobierno ha aprendido la lección y ha reaccionado más rápidamente ante posibles conatos de saqueo, entrenando y equipando mejor a las fuerzas de seguridad. También ha manejado de manera más cuidadosa la información sobre el aumento de la gasolina.
Aquí el artículo completo.
COM199070_4-10A manera de conclusión
El Sacudón del 27 de febrero de 1989 marcó un punto de inflexión en la historia de Venezuela, no solo en el ámbito político, sino también en la manera en que los medios de comunicación cubrían y transmitían los acontecimientos. Aquel día, la prensa y la televisión se enfrentaron a una realidad que los desbordó: la velocidad y magnitud de los disturbios superaron la capacidad de respuesta informativa de los grandes medios, lo que dejó un vacío comunicacional que fue rápidamente llenado por rumores y desinformación.
Desde el inicio de las protestas, la censura y la autocensura se hicieron evidentes. La cobertura televisiva fue limitada, en parte por restricciones impuestas desde el gobierno de Carlos Andrés Pérez, pero también por la inercia de un modelo de periodismo que no estaba preparado para narrar una crisis de esa magnitud.
La televisión, que hasta entonces había sido el principal referente informativo para la población, quedó en evidencia por su falta de inmediatez y compromiso con la verdad. La improvisación y la falta de responsabilidad de algunos medios, como señala Bosc de Oteyza, fueron compartidas tanto por los directivos como por los periodistas, quienes parecían incapaces de interpretar lo que estaba ocurriendo en las calles. En contraste, la radio se convirtió en la fuente más confiable para muchos ciudadanos, pues a través de ella se podían escuchar testimonios en vivo y reportes menos filtrados por los intereses gubernamentales.
Este evento marcó una ruptura en la relación entre el Estado y los medios de comunicación. Hasta ese momento, la prensa y la televisión habían sido relativamente dóciles ante el poder político, pero el Sacudón dejó claro que el control de la información era un factor clave en la gestión de crisis. A partir de entonces, la población comenzó a desarrollar una mayor desconfianza hacia los medios tradicionales, lo que, años después, jugaría un papel crucial en el auge de nuevas formas de comunicación y en la radicalización del discurso mediático con la llegada del chavismo.
En términos periodísticos, el 27 de febrero de 1989 evidenció la necesidad de una prensa más independiente y capaz de reaccionar ante eventos inesperados. También mostró los peligros de la desinformación cuando el acceso a la verdad está restringido. Aquel día no solo sacudió las calles de Caracas, sino también los cimientos del periodismo venezolano.