El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado una orden ejecutiva que pone fin a la financiación federal de varias cadenas internacionales históricas, entre ellas Voice of America (VOA), Radio Free Europe/Radio Liberty, Radio Free Asia y Radio TV Martí. La decisión, anunciada el pasado viernes, ha generado una ola de críticas tanto dentro como fuera del país, por considerar que socava la libertad de prensa y debilita la influencia global de Estados Unidos.
Un golpe a décadas de historia
Voice of America, fundada en 1942 durante la Segunda Guerra Mundial, ha sido durante más de 80 años un pilar de la diplomacia pública estadounidense. Su misión original era contrarrestar la propaganda nazi y japonesa. Desde entonces, junto con otras emisoras bajo la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM, por sus siglas en inglés), se ha dedicado a transmitir noticias e información en casi 50 idiomas a una audiencia estimada de 361 millones de personas por semana.
Radio Free Europe/Radio Liberty, nacida en plena Guerra Fría, y Radio TV Martí, que ha transmitido noticias en español a Cuba desde 1985, también forman parte de este legado. Estas emisoras han sido vistas como herramientas clave para promover los valores democráticos y contrarrestar narrativas autoritarias en regiones como Europa del Este, Asia y América Latina.
Sin embargo, el presidente Trump justificó su decisión argumentando que VOA y las demás cadenas son “anti Trump” y que representan una carga innecesaria para los contribuyentes estadounidenses. En un comunicado oficial, la Casa Blanca afirmó que la medida “garantizará que los contribuyentes no sigan pagando la propaganda radical”.
Impacto inmediato en las operaciones
La orden ejecutiva instruye a los directivos de USAGM a recortar las operaciones de la agencia al mínimo exigido por la ley. Según reportes de la cadena CBS, los empleados de estas emisoras fueron informados del desmantelamiento a través de correos electrónicos enviados por Crystal Thomas, directora de recursos humanos de USAGM. A todos los trabajadores autónomos y contratistas internacionales se les notificó que ya no habría fondos para pagarles.
Mike Abramowitz, director de Voice of America, expresó su preocupación por el futuro de la cadena y señaló que prácticamente toda su plantilla de 1.300 personas había sido puesta en baja remunerada. “Esta decisión deja a VOA incapaz de llevar a cabo su misión vital, especialmente en un momento en que adversarios como Irán, China y Rusia invierten miles de millones en crear narrativas falsas para desacreditar a Estados Unidos”, afirmó.
Reacciones y críticas
El anuncio ha provocado una fuerte reacción tanto en círculos periodísticos como diplomáticos. El Club Nacional de Prensa, uno de los principales defensores de los periodistas estadounidenses, calificó la decisión como un ataque directo a la libertad de prensa. “Si toda una sala de redacción puede ser apartada de la noche a la mañana, ¿qué dice eso sobre el estado de la libertad de prensa en Estados Unidos?”, señaló el organismo en un comunicado.
A nivel internacional, el Ministro de Asuntos Exteriores de República Checa, Jan Lipavský, manifestó su preocupación por el futuro de Radio Free Europe/Radio Liberty, cuya sede se encuentra en Praga. Lipavský indicó que buscará apoyo dentro de la Unión Europea para mantener al menos parcialmente las operaciones de la emisora. “Es crucial preservar esta voz independiente en un mundo donde las narrativas autoritarias están ganando terreno”, declaró.
Stephen Capus, presidente de Radio Free Europe/Radio Liberty, advirtió que el cierre sería “un regalo enorme para los enemigos de Estados Unidos”. Según Capus, “los ayatolás iraníes, los dirigentes comunistas chinos y los autócratas de Moscú celebrarán esta decisión”.
Un contexto polémico
La relación entre Trump y los medios de comunicación ha estado marcada por tensiones desde su primer mandato (2017-2021). El presidente ha acusado repetidamente a las principales cadenas estadounidenses como CNN y MSNBC de ser “corruptas” y parciales en su contra. Voice of America no ha sido una excepción. Durante su primer mandato, Trump ya había criticado duramente a la emisora y recientemente nombró a Kari Lake, una fiel aliada política, como asesora especial de USAGM.
El multimillonario Elon Musk, uno de los principales asesores del presidente Trump y figura clave en los recortes gubernamentales actuales, también se pronunció en contra de VOA. A través de su cuenta en X (anteriormente Twitter), Musk calificó a las emisoras bajo USAGM como “iconos de la izquierda radical” que derrochan mil millones de dólares anuales del dinero público.
Un legado en peligro
La desaparición o reducción drástica de estas emisoras representa un cambio significativo en la política exterior y mediática estadounidense. Voice of America, junto con sus emisoras hermanas, ha sido comparada con el Servicio Mundial de la BBC por su capacidad para llevar información confiable a audiencias globales. Aunque financiada por el gobierno estadounidense, VOA ha mantenido históricamente un compromiso con la independencia editorial. Este principio fue reforzado por el presidente Gerald Ford en 1976 mediante una carta pública que salvaguardaba dicha autonomía.
En 1994, se creó la Junta de Gobernadores de Radiodifusión para supervisar estas operaciones no militares. Posteriormente, en 2013, un cambio legislativo permitió a VOA y sus filiales emitir contenido dentro del territorio estadounidense.
El futuro incierto del periodismo internacional
La decisión del presidente Trump marca un punto crítico para el futuro del periodismo internacional financiado por Estados Unidos. En un momento donde las narrativas autoritarias están ganando fuerza y las campañas de desinformación proliferan globalmente, la desaparición o debilitamiento de estas voces independientes podría tener consecuencias significativas.
Mientras tanto, organizaciones periodísticas y gobiernos extranjeros buscan alternativas para mantener viva esta tradición mediática. Sin embargo, el impacto inmediato sobre miles de trabajadores y millones de oyentes ya es evidente.
La historia aún está por escribirse, pero lo que está claro es que el cierre o reducción drástica de estas emisoras deja un vacío considerable en el panorama mediático global. En palabras del propio Mike Abramowitz: “El mundo necesita más voces independientes, no menos”.