LA VIRTUALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Gustavo García Chacón
La nuestra es una época para cruzar barreras,
para borrar antiguas categorías… para
exploraciones.
El aprendizaje, el proceso educacional,
durante mucho tiempo se asoció
exclusivamente con lo adusto…
Nuestro tiempo presenta una oportunidad
única para aprender mediante el humor.
McLuhan y Fiore (1967)
Hoy, el mundo es otro. El mundo ha cambiado. El desarrollo de las tecnologías ha penetrado en distintos campos del saber que van desde la comunicación/información hasta el ámbito de la educación, y de manera muy determinante en la educación superior. Frente a estos cambios hay visiones optimistas que se confrontan con las pesimistas o apocalípticas. El artículo intenta, a través de un diálogo entre el alumno y el profesor deslindar esa confrontación.
El desarrollo tecnológico ha irrumpido de forma significativa en diversos ámbitos de la sociedad y el educativo es uno de ellos. Silvio (2000), con una mirada optimista sobre este asunto, plantea que las nuevas tecnologías pueden significar una mayor universalidad de la educación superior, una mayor equidad de acceso, así como un desarrollo sostenible armónico y un mayor equilibrio entre internacionalización y contextualización.
En lo concreto, cuando se refiere al proceso de enseñanza-aprendizaje, plantea un conjunto de posibilidades que juegan en favor de la calidad de la interacción, tales como una enseñanza centrada en el estudiante, un trabajo más individualizado y la consolidación de sistemas abiertos de intercambio. Sin embargo, estos procesos de transformación son muy exigentes y en torno a ellos emerge una cantidad importante de dudas y resistencias que provienen de los diversos actores que concurren en el hecho educativo, llegando las posturas más pesimistas a referirse a una deshumanización de la educación y a una pérdida inevitable de la calidad.
…desde la experiencia concreta de quien escribe este ensayo, es justamente en las disciplinas de naturaleza humanista que se encuentran más posibilidades de
argumentos contrarios o defensivos frente a la educación digital, no necesariamente desprovistos de razón.
Impresiona la forma en que llegan a consolidarse paradigmas o perspectivas absolutamente contrarios en torno a la educación digital. Autores como García (2019) plantean como imprescindible un cambio profundo en la forma de educar para lograr una adaptación a la complejidad y ambigüedad del entorno actual. De forma contraria, autores como García, Ulloa y Córdoba (2020) advierten sobre la desembocadura en un escenario catastrófico de deshumanización. Otras posturas ponen el énfasis en la pérdida de calidad por la falta de contacto entre el docente y el alumno y por la existencia de brechas digitales muy profundas, echando mano de experiencias y estudios derivados del tránsito de la sociedad por la pandemia asociada al coronavirus (Observatorio UNAE, 2022). Parece imponerse, en medio de estos antagonismos, una postura propia de la ecuanimidad aristotélica, siendo que las instituciones y sus actores deben encontrar las rutas que hagan posible un escenario en que el hombre (docente en este caso) logre evolucionar y adaptar los medios, concibiendo la virtualización (bien entendida y asimilada) como una promesa y fuente de esperanza. El liderazgo de estos procesos de transformación enfrenta retos enormes que exigen hacerse muy consciente de la fuente de las resistencias, algunas de las cuales se asocian a las dificultades que tienen los propios docentes para desarrollar sus capacidades y ajustar sus prácticas. [Continúa leyendo…]
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