Bifurcación UNO.
Genealogías en relación
La obra de arte actúa en […] dos direcciones temporales: volcada al futuro,
genera su propia cadena causal; hundiéndose en el pasado, modifica la forma y el contenido
de la historia. Toda obra constituye en consecuencia una bifurcación:
como en los relatos de Borges, su presente es irresoluble y traza las líneas de fuga
de un polo a otro de la cronología.
Nicolás Bourriaud
Elias Crespin es un artista venezolano residenciado en Francia que ha desarrollado desde la primera década del 2000, una amplia y reconocida trayectoria a nivel internacional. Sus estudios en Venezuela profundizaron originalmente en los linderos de la informática, pero la resonancia indescifrable de aquella experiencia se vería constantemente visitada por la impronta transversal de una genealogía propia que de algún modo propició el encadenamiento con los procesos visuales del siglo que le ha tocado vivir: un orbe sobresaturado por interconexiones y poluciones, por fugacidades y apariciones del vínculo, por intermitencias entre el contacto, el tiempo y la imagen.
Esa bifurcación de la que es heredero parece haberse configurado desde los anclajes de su pasado más inmediato: el ser hijo de matemáticos y nieto de artistas.
El arte y el cálculo estuvieron quizás enviando señales consecutivas y cruzando territorios alternos para que el artista comenzara, mediante los oficios programáticos del procesamiento de datos, a ajustar las herramientas de un artilugio único con el cual ha conmovido la mirada de cada espectador que se relaciona con sus piezas: presente activo de perspectivas en movimiento, línea de fuga inatrapable que en su configuración inédita proyecta hacia el futuro el sucederse continuo de nuevas cronologías visuales.
Es así como las obras de Crespin, a las que él convoca como esculturas electrocinéticas, han recorrido los más amplios espectros de conexión entre el espacio público y el privado, ubicando sus itinerarios en galerías, bienales, exposiciones colectivas, muestras individuales colecciones privadas e institucionales. Las secuencias se inician desde aquella primera obra del año 2002 que diseñó inspirado en los cubos virtuales del maestro Jesús Soto, la precursora Malla electrocinética I exhibida en un espacio no oficial y de la ciudad de Caracas, donde el plomo, el nylon y el acero se dinamizaron para posibilitar mediante la interfaz electrónica la evocación cinética, concebida no como percepción sino como desplazamiento estructural en sí mismo. [Continúa leyendo…].
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