Paolo Gasparini / Johanna Pérez Daza
En noviembre de 2024, la Sala El Archivo del Centro Cultural de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) acogió la exposición Gasparini fuera de moda. Seguidamente publicamos el texto escrito por Paolo Gasparini a propósito de esta muestra, el texto de sala de la curadora Johanna Pérez Daza y una breve biografía del reconocido fotógrafo ítalo venezolano que durante más de siete décadas ha dedicado su vida a la fotografía.
Creo que la fotografía se inventó para copiarlo todo, duplicarlo y vivirlo menos.
Se inventó la fotografía para crearle una imagen a nuestros fantasmas.
Para intentar reconocer al semejante, al otro-mismo, al doble-análogo.
Y todavía no nos damos cuenta de que la fotografía siempre será la identidad de un malentendido
Paolo Gasparini, 1984
Quiero agradecer a Johanna Pérez Daza, diligente investigadora, por invitarme a exhibir en la Universidad Católica Andrés Bello. Después de un largo “viaje de foto y foto de viajes” como decía Roberto Fontana, quería estar en un lugar de jóvenes estudiantes para mostrarles un poco cómo era la fotografía antes del reguetón malandro.
También quería ver en las paredes de una galería no comercial algo que todavía me sorprende y al mismo tiempo me da mucha alegría: constatar, una vez más, que en mis fotomurales (y audiovisuales, fotolibros y epifanías) todo se relaciona con todo. Y que los chispazos de mi corazón o mi lucidez hablan coherentemente con la inteligencia propia que las metáforas y alegorías de las imágenes elaboran y transmiten por su cuenta, como una “añadidura de significados” que no siempre tuvieron que ver con mi manera de mirar.
Llamé CHOQUE DE SITUACIONES una parte de la exposición recordando una serie de grandes cuadros que mi viejo amigo veneciano Emilio Vedova realizó al final de los cincuenta y principio de los sesenta del siglo pasado. Vedova era una persona de ánimo sumamente gentil y, tal vez por eso, utilizó el sutil eufemismo de “situaciones” para representar la cruda realidad de nuestro tiempo. Ahora, todo ha cambiado y es peor.
Vivimos en un mundo próspero con muchos nuevos ricos ostentosos, fútiles y felices, al mismo tiempo que pueblos enteros hambrientos son desplazados, devastados y exterminados.
También Johanna, siempre perseverante con la fotografía, me habló y me invitó a un seminario sobre lo humano en el trabajo de W. Eugene Smith. Entonces me acordé y busqué un texto que Smith escribió para su portafolio sobre Minamata. Decía que: “La fotografía, o un grupo de ellas, es –en el mejor de los casos– una pequeña voz capaz de llegar a nuestros sentidos hasta provocar un mayor grado de conciencia…”
Eso era antes. Cuando la fotografía era una cosa seria
Cuando Lewis Hine empezó a fotografiar a los niños trabajadores, cuando Roy Stryker creó los fundamentos de la fotografía documental con la Farm Security Administration (FSA), cuando Edward Steichen abrió las puertas del MoMA a la fotografía y después armó la gran exposición The family of man, cuando las revistas ilustradas en todo el mundo publicaban los reportajes, grandes o pequeños, y los fotógrafos y los reporteros tenían un lugar.
Después de Auschwitz sabemos que las atrocidades no han cesado y que la Sociedad del Espectáculo –nuestra sociedad– se ha modernizado y digitalizado. Difunde y publicita con puntualidad y, demasiado abundantemente, en pantallas y pantallitas, los acontecimientos felices y divertidos, al mismo tiempo que los ensangrentados y canallas. Todo muy bien uniformado en la misma gama de colores al estilo de Hollywood y Iphone. El gran capital que fabrica los drones disparando las bombas destructivas, fabrica también los dronitos con camaritas que documentan los efectos de la destrucción para luego regresar a casa del papá fotógrafo. [Continúa leyendo…]
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