AUTORES: Patricia De Casas Moreno | Santiago Tejedor Calvo | Luis M. Romero Rodríguez
El estudio de las redes sociales entre los jóvenes internautas se ha convertido en una línea de investigación en crecimiento. Existen numerosas investigaciones al respecto, sin embargo, apenas se ha analizado el tipo de contenidos (temáticas y enfoques) que publican y, especialmente, los perfiles característicos en la articulación de relatos. Entre estas plataformas dialógicas, destaca Instagram, una de las aplicaciones más útiles y mejor valoradas por los usuarios jóvenes. El presente artículo presenta los resultados de una investigación diagnóstica realizada en dos universidades españolas con una muestra total de 204 estudiantes de Comunicación y Educación, que reflexionaron sobre el uso y la construcción de relatos en sus respectivas cuentas de esta red social
1. Introducción
La convergencia mediática ha propiciado que los usuarios se encuentren expuestos a una amplia oferta de plataformas, soportes y medios de difusión para los productos audiovisuales. En este sentido, nace lo que podemos denominar como las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTICS), influyendo en los hábitos de consumo y en las relaciones de la sociedad. Según Scolari (2008: 115), el nuevo ecosistema comunicativo se caracteriza por “procesos de intercambio, producción y consumo simbólico que se desarrolla en un entorno caracterizado por una gran cantidad de sujetos, medios y lenguajes interconectados tecnológicamente de manera reticular entre sí”.
Las redes sociales (Social Networks Sites, SNS) se han convertido en el medio de comunicación por excelencia de los jóvenes españoles. Según Ureña (2015), el grupo de entre 16 y 24 años es el que más presencia tiene en las SNS y además, destaca que las motivaciones personales son las más influyentes, sobre todo, el contenido de ocio y entretenimiento que ofrecen y la oportunidad para conocer a nuevas personas. La relación de los jóvenes con las nuevas tecnologías es uno de los temas que más interés suscita en los estudios académicos. Sin duda, este grupo social es el que refleja una mayor relación con la cultura digital. Este conjunto de individuos, conocidos como “nativos digitales” o “generación digital” se caracteriza por estar hiperconectado. Según Gabelas y Marta (2011: 11), “los jóvenes conviven con las pantallas de un modo espontáneo y natural. Han nacido y crecido en ese entorno, […], han aprendido antes a manejar el interface tecnológico que a leer y escribir”.
La plataforma Instagram se ha convertido en una de las más valoradas entre los usuarios, que consideran que las aplicaciones más útiles son las vinculadas con el video, el social media y los servicios de mensajería. Junto a ellas integran este grupo: WhatsApp, YouTube, Facebook, Facebook Messenger, Google Maps y Twitter (ComScore y IMS, 2016). La segunda edición del IMS Mobile in LatAm Study (ComScore y IMS, 2016), informe sobre tendencias en consumo digital y uso de aplicaciones móviles, situaba entre las plataformas más utilizadas a: WhatsApp, YouTube, Facebook, Facebook Messenger, Google Maps, Instagram y Twitter (que encabezaba la lista). Según Latamclick (2017), Latinoamérica tiene más de 60 millones de usuarios registrados en Instagram (28 millones de hombres, 32 millones de mujeres aproximadamente). En España, ocupa el cuarto lugar (con un 40,4 %), por detrás de WhatsApp (92,8 %), Facebook (87 %) y Twitter (48,9 %) e Instagram (40,4 %), entre las plataformas sociales más utilizadas por el conjunto de los internautas (AIMC, 2017). Es el país de Europa con mayor presencia en WhatsApp (Comisión Europea, 2016).
1.1. Dispositivos móviles y redes sociales
El uso de las SNS ha provocado que la imagen se alce como la herramienta de difusión más útil, sobre todo, para los más jóvenes. La aparición de los dispositivos móviles ha conseguido que las necesidades comunicativas del ser humano haya experimentado una transformación a través de Internet. La Red se ha convertido en un escenario de intercambio, donde el usuario comparte, produce, crea y desafía los formatos convencionales con el objetivo de instaurar relaciones más abiertas y dinámicas. Sin embargo, el nuevo usuario digital debe abordar en primera instancia, una correcta competencia mediática y actitud crítica y reflexiva para convertirse en un buen prosumidor. El prosumidor es aquella persona que a la misma vez que consume, produce contenido y lo comparte a través de la web. Con este modelo de colaboración, conseguimos instaurar una cultura participativa dentro de la Web 2.0 cuya función principal es conseguir una retroalimentación de los múltiples individuos que navegan por Internet (Canga, 2015).
En este orden, Instagram como red social y objeto de estudio de la presente investigación trata de conectar a la sociedad a un mundo imaginario a través de las fotografías compartidas. Esta red nace en el año 2010 con la idea de compartir a través de las imágenes fijas y audiovisuales, la vida de sus usuarios. Para llevar a la práctica esta aplicación, el medio de comunicación más utilizado son los dispositivos móviles, y más especialmente, el smartphone. Desde su nacimiento ha conseguido alcanzar más de 150 millones de usuarios con un promedio de 55 millones de fotografías y videos subidos al día. Sin duda, la característica más imperiosa de esta red social es que permite a sus usuarios darse a conocer de una manera visual a los demás, construyéndose a la misma vez una identidad digital (Oropesa y Sánchez, 2016). Según los estudios de Siibak (2009), se señala que los jóvenes prestan especial atención a la imagen que comparten, pues consideran que a través de ella pueden conseguir popularidad. Por su parte, el trabajo de Marcelino (2015) reflexiona sobre las migraciones de los jóvenes usuarios españoles de unas a otras redes sociales. Concretamente, la autora (op. cit) alude al paso de Tuenti a Facebook que se produjo hace algunos años y apunta además a un segundo movimiento migratorio desde Facebook hacia Instagram.
En un estudio con usuarios de diferentes perfiles Prades y Carbonell (2016) identifican una jerarquía temática que justifica por qué los jóvenes hacen uso de Instagram. El estudio, que contó con la participación de 202 usuarios de Instagram (106 estudiantes de secundaria y bachillerato y 96 universitarios), detectó cinco tipos de motivaciones, por orden de prioridad: cotillear, almacenamiento, interacción social, expresión y evasión. Además, se observó que la actitud hacia la aplicación y la intención para usarla dependen del sexo y de la edad. Por otro lado, Reolid-Martínez y otros (2016) señalaron que el uso de esta plataforma es mayor en las chicas que en los chicos. En esta misma línea, McCune y Thompson (2011) analizaron las posibles motivaciones para usar Instagram: compartir las imágenes con diferentes usuarios, almacenar experiencias vividas, ver a través de otros ojos las imágenes colgadas, sentirse partícipe e integrado dentro de una comunidad digital, la creatividad, y libertad a la hora de expresarse. Además, Lee y otros (2015) destacan que las motivaciones sociales y psicológicas que llevan a usar Instagram son: interacción social, almacenamiento de fotografías, expresión, evasión y cotillear qué hacen los demás. Por último, Instagram se especializa por el uso de hashtags, cuya función es etiquetar las fotografías y videos de los usuarios para que otros puedan encontrarlos fácilmente al estar vinculado a una temática específica. De este modo, desde que el uso de estas etiquetas se proyectó por parte del equipo creador de esta red social, se lanzaron múltiples desafíos para que los distintos usuarios pudieran descubrirse: #100days, #Photoada-yjune, #30dayphotochallenge, etcétera (Martín-Bosque, 2014).
Por otro lado, el fenómeno del selfie ha conseguido una popularidad sin precedentes, sobre todo en el sector juvenil. Estos se fotografían constantemente con el objetivo de difundir sus imágenes por Internet y sus redes sociales. De este modo, la imagen tiende a desplazarse por un conjunto de pantallas accesibles (multipantallas) y consumidas por una sociedad digital demandante de contenido. Con la aparición de las redes sociales, este fenómeno se volvió imparable, pudiéndose identificar tres tipos de selfies: por un lado, aquellas imágenes que han sido realizadas con rapidez, sin importar tanto la imagen; aquellos preparados y bien diseñados para conseguir una repercusión; y por último, aquellos que tienden a tomar imágenes sobre fragmentos del cuerpo como pueden ser tatuajes, cicatrices, huellas, etcétera. (Terceño y otros, 2016). Según Cabezuelo-Lorenzo y Ruiz-Carreras (2010), estos cambios tecnológicos y, sobre todo, el uso de las SNS, han supuesto modificaciones en el modo de comunicación de la sociedad. Asimismo, hay que destacar que los dispositivos se han multiplicado y el acceso a Internet se ha facilitado en términos generales, estableciéndose nuevos canales de participación y el don de la ubicuidad como característica principal para el consumidor.
Hay que hacer hincapié en que el modelo social y cultural europeo está apoyado por la multimedialidad. De este modo, con la aparición de los nativos digitales y sus precedentes, las SNS se convierten en la herramienta de difusión de cada uno de los usuarios que la usen. En este punto, surgen perfiles conocidos como influencers o instagramers, caracterizados por ser renombrados en un sector especializado, ya que sus redes sociales alcanzan miles de seguidores y aportan un contenido atractivo, demandado y consumido (Rego-Rey y Romero-Rodríguez, 2016). En este sentido, el término de instagramers se utiliza para designar a aquellos usuarios de esta red social, cuya característica innata es mostrar a diario aspectos de sus vidas. Además, con sus publicaciones transmiten tendencia y ayudan al posicionamiento de las marcas en algunas ocasiones (Martínez-Navarro, 2016).
La teoría de la identidad social, propuesta por Tajfel y Jonh (1979), trata de estudiar la configuración de la identidad del “Yo” a partir de la vinculación a las diferentes redes sociales que convergen en Internet. La identidad digital ha sido objeto de estudio de múltiples investigadores. Los usuarios están sometidos a una constante transformación digital, influyendo directamente en nuevas formas de significación y repercusión en la construcción de las identidades personales. De este modo, este fenómeno identitario en la Red, vinculado a una perspectiva relacional y dinámica, consigue establecer interacciones sociales entre los diferentes perfiles que convergen en Internet. Según Hall (2003), la identidad debe ser valorada como estratégica y posicional, ya que resulta de entornos específicos por discursos y estrategias enunciativas. Esta afirmación se puede observar de forma más específica en estos espacios ideales de expresión con respecto a la construcción de la imagen.
La comunicación basada en el uso de las redes sociales ha generado nuevos entornos para la autorrevelación, la autopresentación y la gestión de impresión (Rui y Stefanone, 2013). Estas dimensiones han sido estudiadas, estableciéndose una relación entre el narcisismo y las conductas de autopromoción en Instagram. Según Fox y Rooney (2015), los usuarios más narcisistas tienden a publicar autofotos con mayor frecuencia y además, presentan un alto grado de preocupación por la fotografía compartida en sus perfiles. Por otro lado, encontramos que existen algunos usuarios que utilizan de forma saludable la auto-exploración a través de los contenidos compartidos, permitiendo que el individuo sea más auténtico y consiga aumentar la autoestima. Hariki (2016), por su parte, afirma que la conformación de la identidad se ha convertido en un proceso arduo, ya que no solo se genera por compartir contenido e interactuar con los usuarios, sino que además, desde un nivel subjetivo, estas fotografías o videos se constituyen como un arte narrativo.
1.2 Storytelling: el arte de contar historias en Instagram
En la actualidad, los dispositivos móviles, sobre todo el smartphone, se han convertido en el instrumento indispensable para la creación y el consumo digital como estrategia transmedia de storytelling (Jenkins, 2009; Pratten, 2011; Scolari, 2013; Galindo-Rubio y otros, 2015).
Las plataformas digitales se identifican porque permiten formas personalizadas y flexibles, sobre todo, en los formatos relacionados con la narrativa audiovisual. Según van Dijck (2013), las plataformas digitales son “espacios de interacción predeterminados como redes sociales, buscadores y aplicaciones que están mediados por dispositivos fijos o móviles”. De este modo, este nuevo escenario favorece a la puesta en marcha del storytelling. Este término, definido como el arte de contar historias, consigue producir conexiones afectivas y emocionales entre los usuarios, utilizando discursos creativos con potencial para activar el reconocimiento social. En esta misma línea de estudio, hay que destacar que, múltiples autores relacionan este término como objeto de desarrollo del “eduentretenimiento” (Tilly, 2002; Tufte, 2015; Rocha y González, 2016). Nos, Iranzo y Farné (2012: 214) señalan que “la forma en que las ideas y realidades sociales se representan influye en el modo en que las personas piensan de ellas, se relacionan con ellas y actúan en consecuencia”.
Debido a las múltiples transformaciones tecnológicas, las formas de comunicarnos digitalmente también han evolucionado. El hombre tiene la imperiosa necesidad de contar historias y las redes sociales lo ayudan a través del uso de narraciones audiovisuales y ficcionales, buscando transmitir y presentarse al resto de usuarios de una manera cercana, transparente y del mismo modo, conseguir conectar con la audiencia. A raíz de este flujo comunicacional, comenzamos a usar el storytelling como herramienta y estrategia para compartir nuestras historias y relatos personales (Martínez y otros, 2016). Según Jenkins (2003), cada medio es partícipe en la construcción del universo narrativo. De este modo, Instagram como red social se convierte en ese universo narrativo, donde los usuarios comparten y producen contenido audiovisual y que más tarde es expandido por la Red.
Sin duda, las historias siempre han desempeñado un papel importante en la vida de las personas a través de la confluencia de los códigos culturales. Con el desarrollo tecnológico, la comunicación ha creado nuevas formas narrativas. Es por ello que Instagram se ha convertido en la red social más popular en el mundo por su transmisión de imágenes y narrativa digital. Esta plataforma ha creado un nuevo lenguaje narrativo, cuyo factor latente radica en las fotografías y videos. Según Figa (2004: 34), la narración digital es aquella que “usa la voz, la música y los mensajes visuales de acuerdo con el texto en entornos digitales”. Por su parte, Robin (2008: 220), señala que la narración digital es la asociación de la interacción de dispositivos multimedia tales como gráficos, videos y sonidos para crear una narración sobre un tema específico.
Para finalizar, destacar que las micronarrativas o microrrelatos se identifican por su brevedad textual, la virtualidad o potencialidad narrativa y la ficcionalidad. Contar una historia en línea requiere de ciertos elementos, que tenga sentido tanto para productores como consumidores (Barry y otros, 2017). La nueva audiencia activa se identifica por estar casi todo el día conectada a través de un dispositivo móvil. Lo instantáneo se vuelve cotidiano y los usuarios consumen información de forma acelerada. Instagram se ha convertido en una plataforma para contar historias, relatando visualmente los actos de su vida cotidiana. Esta aplicación (Instagram stories) permite, además, añadir fotografías y videos cortos con la capacidad de agregar textos, emoticonos, filtros, etcétera. El cerebro humano está preparado para guardar la información a modo de relato. Sin duda, el objetivo de esta aplicación al usar la estrategia de storytelling es tratar de simular una conversación a través de una pequeña narración.
2.Objetivos
El presente estudio busca analizar el perfil narrativo de los jóvenes universitarios en Instagram como canal de exposición de storytelling autobiográfico y de proyección de identidades. Partiendo de ello, el artículo ha buscado responder a la siguiente pregunta de investigación de ámbito exploratorio-descriptivo: “¿Qué tipo de contenidos e historias publican los universitarios en Instagram?”. Los jóvenes universitarios que utilizan Instagram presentan una predilección por la creación de historias conformadas a partir de material autobiográfico. En este sentido, atendemos a dos hipótesis como punto de partida del presente estudio:
– H1: Existe una tendencia a publicar contenidos y generar relatos centrados en temáticas del ámbito del ocio y del entretenimiento.
– H2: La construcción de identidades está estrechamente vinculada con referentes del ámbito social (moda, cine y televisión) y deportivo.
3. Metodología
Para llevar a cabo esta investigación se ha decidido realizar un análisis de naturaleza cuantitativa y alcance exploratorio-descriptivo, con el uso de encuestas como herramienta de distinción. El instrumento ha sido validado por quince expertos nacionales e internacionales en materia de Comunicación y Educación, consiguiendo un elevado grado de acuerdo por parte de los mismos (k= 0.746). De este modo, el grado de concordancia presenta una buena relación en los métodos de evaluación por parte de los jueces. Los análisis desarrollados han tildado a la encuesta como una herramienta con alto grado de pertinencia. Asimismo, presenta desviaciones típicas y medias elevadas en torno a las tres dimensiones señaladas: i) uso de Instagram, ii) identidad personal del usuario y, iii) stories de Instagram.
El instrumento está conformado por dos bloques: por un lado, un perfil socio-demográfico con un total de trece preguntas; y por otro lado, el uso de la escala Likert con un grado de respuesta, donde el uno significa totalmente en desacuerdo y el cuatro totalmente de acuerdo, constituido por 41 ítems. La finalidad no es otra que la de realizar los análisis descriptivos pertinentes, que apoyen los objetivos e hipótesis señalados con anterioridad. De este modo, se ha construido una encuesta de 55 ítems y se ha llevado, en una segunda fase, una prueba piloto con quince estudiantes universitarios. La consistencia interna del test presentó una alta fiabilidad con un Alpha de Cronbach de 0,943, confirmando medir el constructo de los múltiples factores intercorrelacionados. Según George y Mallery (2003: 231), cuando el coeficiente de Alpha es >,90, podremos decir que la fiabilidad del instrumento es excelente y si es >,80 diremos que es bueno.
Por último, tras obtener la fiabilidad y confirmación del instrumento, el cuestionario se ha enviado a través de la aplicación Google Forms, de manera que se trata de un instrumento autoadministrado. La investigación ha aplicado una metodología de trabajo híbrida basada en una encuesta matriz. De este modo, se han combinado preguntas de tipo cuantitativo con otros interrogantes abiertos que han permitido alcanzar un retorno más cualitativo en la interpretación de las reflexiones del alumnado (Holsti, 1969). En relación a la muestra, los datos de este artículo se derivan de una investigación diagnóstica (Gómez, 1990) realizada de forma simultánea en dos universidades españolas (Universidad Antonio Nebrija y Universidad Autónoma de Barcelona). La muestra invitada, concebida como el conjunto de elementos de la población a los que se pide que participen en la investigación (Del Rincón, Arnal, Latorre y Sans, 1995), corresponde a estudiantes de grados y posgrados del área de Ciencias Sociales del ámbito de la Comunicación y la Educación. Para ello, se ha contado con un total de 204 encuestados, estableciéndose una muestra aleatoria simple.
4. Resultados
A continuación, se procede a la exposición de los resultados obtenidos. En primer lugar, hay que hacer alusión al perfil socio-demográfico de los encuestados; y en segundo lugar, se detallarán los análisis descriptivos realizados a través del programa estadístico IBM-SPSS en torno a las tres dimensiones ut supra explicadas de la encuesta, atendiendo a las medias y desviaciones típicas.
4.1 Análisis socio-demográfico
Con un total de 204 personas encuestadas, hay que destacar que predominan aquellos sujetos con edades comprendidas entre los 18-20 años con (117), seguidos de aquellos que oscilan entre los 24-26 años (33). Asimismo, todos los estudiantes están vinculados a la rama de Ciencias Sociales. Sin embargo, se puede establecer una diferencia entre aquellos que cursan grado (135) y aquellos que están realizando un posgrado (69). Otro de los determinantes para completar este perfil es que el sexo femenino (138) prevalece frente al masculino (66). Por último, el perfil ocupacional de la muestra está definido por aquellos que no trabajan (95), seguido de aquellos que trabajan por cuenta ajena a medio tiempo (54) (Figura 1).
Concerniente a la comunidad autónoma a la que pertenecen, Cataluña es la región que más predomina con un 65 % (132), frente a Castilla La Mancha y Andalucía con un 12 % (24) y un 10 % (21) respectivamente (Figura 2).
En relación al objeto de estudio se puede destacar que 175 personas usan Instagram y que de ellas, 147 usan la función de stories que ofrece la plataforma. Además, del total, las respuestas afirmativas (174) usan el teléfono móvil como medio para acceder frente a una sola persona que usa la tablet como dispositivo de acceso preferente. Los encuestados afirman también que comenzaron a usar esta red social con la edad de catorce-dieciséis años (62), seguidos de aquellos que no llegaron a usarla hasta que no tuvieron los dieciocho años (54). Tan solo tres individuos han asegurado recurrir a la aplicación antes de sus doce años (Figura 3).
Por último, los sujetos han mostrado que usan más de cinco veces al día la interfaz (61), seguidos de aquellos que acceden a ella diez y quince veces al día con resultados muy cercanos (49-43). De este modo, se puede confirmar un elevado grado de adicción al uso de esta plataforma. De igual modo, los temas sobre los que más suelen publicar los universitarios son fotos con amigos (133), situaciones de la vida cotidiana (107) y aficiones (97), mientras que aquellos temas con menor valor son los memes (11), los contenidos divertidos (12) y las citas de personas famosas (15).
4.2 Análisis estadístico descriptivo
Seguidamente, se detalla la estadística descriptiva realizada. De este modo, se han agrupado los datos para calcular los valores necesarios (media y desviación típica) que informan sobre las características de nuestra variable de estudio: el uso de Instagram como herramienta para contar historias por los jóvenes universitarios españoles y la identidad digital de los mismos. Para ello, se han tomado en consideración las siguientes dimensiones:
En relación a la dimensión –Uso de Instagram–, presentan medias cercanas a tres, pudiendo señalar algunas disimilitudes en aquellos ítems menos puntuados. Sin embargo, los resultados vinculados a la desviación típica muestran unos valores y puntuaciones ascendentes, por lo que no existen diferencias estadísticamente significativas. Concerniente a los valores más elevados se observan en los ítems 12 (3,25), 13 (3,24) y 23 (3,02). Estos, están relacionados con las preguntas “Instagram es una de las redes sociales más utilizadas en la actualidad”, “Instagram es una app digital que permite compartir fotografías y vídeos del usuario en la red” y “Utilizo Instagram para entretenimiento”. Por su parte, aquellos ítems representados con un valor descendente son el ítem 25 (1,46), el 16 (1,57) y el 19 (1,63), correspondidos a “Utilizo Instagram para explicar mi vida privada”, “Utilizo Instagram para conocer gente” y “Utilizo Instagram para buscar relaciones sociales”. En suma, se puede destacar que los usuarios mantienen un nivel de conocimiento básico sobre la red social, cuya finalidad no es otra que buscar distracción y diversión en las esferas digitales, alejando su uso de cualquier exposición de sus vidas privadas (Tabla 1).
Por otro lado, atendiendo a la segunda dimensión –Identidad personal del usuario–, se puede señalar que las puntuaciones halladas demuestran que los valores de la media son cercanos a dos, incidiendo en el descenso del puntaje del cuestionario. Sin embargo, la desviación típica presenta valores ciertamente elevados. Aquellos ítems que han obtenido mayor grado de valoración han sido el 37 (3,15), 45 (2,83) y 35 (2,70), relacionados con las preguntas “Conozco el servicio Instagram stories, el cual permite crear historias con fotografías y vídeos”, “Soy consciente de la responsabilidad de compartir imágenes y videos de mi vida personal a través de Instagram” y “Mi fotografía de perfil es un retrato mío”. Sin embargo, aquellos ítems menos valorados han sido el 36 (1,03), 41 (1,31) y 39 (1,38), ligados a “Cambio mi fotografía de perfil varias veces a la semana”, “Los likes que obtiene una fotografía o vídeo que cuelgo en Instagram son lo más importante para mí” y “Para un buen contenido es preferible una temática triste y dura”.
En conclusión, se puede destacar que los encuestados continúan manteniendo un nivel gradual de los conocimientos y oportunidades que ofrece Instagram y demuestran una alta actitud crítica y responsabilidad sobre aquello que comparten en Internet. Asimismo, tienden a posicionarse digitalmente con una imagen de ellos, a pesar que no realicen cambios de perfil de forma continuada. De igual forma, la muestra no se caracteriza por un perfil cambiante y muy activo como podría ser un buen instagramer (Tabla 2).
Por último, la tercera dimensión –stories de Instagram– presenta una media cercana a dos y una desviación típica muy elevada, corroborando la consistencia de las respuestas conseguidas. De este modo, los valores más elevados se vislumbran en los ítems 53 (2,20) y 47 (2,19), correlacionados con “La publicidad en los stories es un estorbo y sumamente invasiva” y “Comparto más información en los stories de Instagram que a través del feed de la aplicación”. Por el contrario, los valores con menos repercusión se contemplan en los ítems 50 (1,68) y 48 (1,79), anexados a “Utilizo filtros y máscaras digitales en mis stories” y “Frecuentemente atiendo al número de visualizaciones de los stories por parte de mis seguidores”. En resumen, la muestra se distingue por el uso de los stories de la red social como método para contar sus propias historias (storytelling), ya que ofrecen una visión más dinámica, instantánea y con movimiento de la vida de cada uno de ellos.
Sin embargo, destacan que el número de visualizaciones para ellos no es tan importante como compartir sus historias por Instagram (Tabla 3).
5. Discusión y Conclusiones
Los resultados de este trabajo diagnóstico sobre el uso y la construcción de relatos en Instagram por universitarios del ámbito de las ciencias sociales, corroboran la existencia de un alto grado de penetración de esta red social en esta franja de público joven. Además, el diagnóstico elaborado inaugura un conjunto de interrogantes de gran valor en la consolidación de esta línea temática de investigación y divulgación.
La primera hipótesis que se planteaba en el marco del estudio ha quedado corroborada en la medida en que los usuarios manifiestan que su principal intencionalidad en el uso de la plataforma se centra en la búsqueda de la distracción y diversión. De este modo, Instagram se consolida como un instrumento presidido por las temáticas del ocio y del entretenimiento. Por tanto, el tipo de uso de la red consolida la figura del instagramer tal y como lo acotaban Rey y Romero-Rodríguez (2016) y Martínez-Navarro (2016) respecto al tipo de contenidos publicados. Sin embargo, se detecta que no existe, a nivel general, una voluntad de articular un proyecto profesional a partir del uso de la plataforma. Resultaría de interés, con relación a ello, reflexionar sobre la pertinencia de promover, desde el ámbito académico, una reflexión dirigi- da a ahondar en las posibilidades profesionales y de emprendimiento de proyectos digitales, entre otros aspectos, que el alumnado podría explotar en esta plataforma.
Por otro lado, respecto a la segunda hipótesis, relativa a cómo los principales referentes del ámbito social (moda, cine y televisión) y deportivo inciden en la construcción de identidades, el estudio únicamente ha permitido establecer que el alumnado no confiere una importancia destacada en la ideación de la información que aparece en su perfil de Instagram. Son contenidos básicos que se centran en la auto-presentación. De este modo, los resultados refuerzan los planteamientos de Rui y Stefanone (2013) y Fox y Rooney (2015) que aluden a un predominio de las conductas de auto-promoción en Instagram. El alumnado utiliza este conjunto de datos como un espacio de presentación y definición de sí mismos. No obstante, no lo actualizan de forma constante a diferencia de los personajes y referentes más mediáticos o de los profesionales de Instagram que actúan como influencers.
Respecto a la tipología temática y los enfoques de los contenidos que publican los jóvenes en Instagram, el estudio corrobora los postulados de Prades y Carbonell (2016), Reolid-Martínez y otros (2016), McCune y Thompson (2011) Lee y otros (2015). Existe una preferencia por temáticas vinculadas con asuntos cotidianos y además se valora la capacidad expresiva y de evasión que ofrece la plataforma. El trabajo ha permitido establecer que los contenidos que más comparten en esta red se centran en aspectos vinculados a su vida personal y sus situaciones más cotidianas (amigos, día a día y aficiones). A ello se une que el estudio advierte de la elevada frecuencia de uso de esta plataforma por parte del alumnado (un porcentaje mayoritario accede a ella más de cinco veces al día). Este dato está estrechamente ligado a las problemáticas derivadas del abuso de las herramientas de la Red y, por ende, al riesgo de la adicción a las mismas. Por ello, la utilización de la plataforma demanda un trabajo de alfabetización digital que se proyecte más allá de los aspectos estrictamente técnicos o instrumentales. En este sentido, los usuarios que han participado en el estudio demuestran poseer un dominio básico de la plataforma, pero se detectan carencias relativas a la adquisición de habilidades y competencias avanzadas en el manejo crítico de la misma. Resulta, por tanto, necesario, plantearse la necesidad de impulsar, especialmente desde el ámbito académico, iniciativas que potencien la sensibilización de los usuarios hacia el enfoque más amplio que propone la media literacy. La alfabetización digital mediática se concibe como la utilización de herramientas de tecnología, comunicación digital o redes para acceder, manejar, integrar, crear, evaluar información para poder funcionar con solvencia en una Sociedad del Conocimiento (Pérez Tornero y Tejedor, 2016). De este modo, según Ferrés y Piscitelli (2012) es necesario fomentar un trabajo centrado en la producción de mensajes propios y la interacción con mensajes ajenos que potencie la reflexión crítica en el manejo de los medios sociales.
En esta línea el alumnado debe asumir el reto de generar relatos multimedia de naturaleza participativa y que pueden viralizarse con rapidez (Martínez y otros, 2016; Figa, 2004; Robin, 2008). Concretamente, como señalan Barry y otros (2017) estos usuarios deben adquirir habilidades en la ideación y articulación de microrrelatos que presentan unas particularidades derivadas del tipo de plataforma. Con relación a ello, el alumnado encuentra en la opción del stories una vía de gran aceptación por su dinamismo, instantaneidad. Este aspecto les resulta estimulante e inaugura una interesante vía de explotación didáctica de la herramienta. Los estudiantes dan muestras de un nivel gradual de las prestaciones que les ofrece Instagram, estableciendo el uso del storytelling como medio de difusión para contar sus propias historias. En esta línea, a nivel general, se consigue inculcar una actitud crítica, e incluso al alumnado, asegurando que reflexionan sobre los contenidos que publican a través de esta aplicación digital.
Finalmente, el presente trabajo inaugura diversas vías de investigación de interés relacionadas, especialmente, con la valoración que el estudiantado confiere a la plataforma. En este sentido, destaca que el número de visualizaciones no constituya el indicador de mayor valor para los usuarios que juzgan como más importante la posibilidad de idear, crear y compartir sus historias. Este aspecto estaría vinculado a las reflexiones de Cabezuelo-Lorenzo y Ruiz-Carreras (2010) que apuntan a cambios en los procesos comunicativos a partir de la irrupción y consolidación de las plataformas dialógicas de la web social. Además, en un escenario presidido por la narrativa transmedia, el estudio de las estrategias para la generación de relatos, a partir de sus propios contenidos, resulta igualmente interesante para proyectar los avances obtenidos en el marco de este trabajo.