AUTOR: Jesús María Aguirre
ABediciones, UCAB
El ejercicio de elaborar un diccionario de cualquier área supone conocer con amplitud y profundidad un campo de conocimiento, trátese de lengua, historia, botánica o biobibliografía.
Cada vez es más difícil que una sola persona domine un campo con cierta solvencia y exhaustividad, aun en el caso de delimitar un espacio geográfica.
La creciente interdisciplinariedad de las ciencias hace aún más complicado el trazado de fronteras sobre las disciplinas tal como se formularon en el siglo XIX y XX.
A todo se añade el problema del concepto confuso del término “comunicación” en la cultura actual.
Para complicar el tema, resulta que en el país no disponemos, y menos durante este régimen de exclusiones y desmemorias, de unos sistemas nacionales de información y documentación mínimamente confiables.
La ventaja respecto al pasado es que disponemos de bases de datos y de comunicaciones en línea que aligeran las búsquedas, el procesamiento y la selección de datos. Pero toda selección supone a su vez una exclusión. Hoy de todos modos podemos enmendar esta limitación acudiendo a las facilidades que otorga la publicación digital y su renovación.
Antes los diccionarios duraban años, ahora toda enciclopedia o diccionario se vuelve un producto efímero, corregible y aumentable en lapsos cada vez más cortos, aunque las necesidades de afinamiento y contrastación de datos siempre impondrán una barrera a su ejecución en tiempo real.
Como podrán ver los lectores de este diccionario de consulta para estudiantes, profesores e investigadores, el producto no es fruto de la improvisación y éramos conscientes de que navegábamos entre arrecifes.
Detrás hay treinta años de maduración de materiales provisorios, de búsquedas disciplinadas, de consolidación de bases de datos, que suponen una acumulación de trabajo cooperativo, tanto de las universidades, como de los académicos y documentalistas. En este sentido vale decir que es un trabajo colectivo, que sobrepasa el quehacer de los dos autores y que es un patrimonio de la comunidad de investigadores.
En resumen, no deja de ser una obra arriesgada el abrir un camino, pero como dice Antonio Machado, “se abre camino al andar”, y eso es lo que hemos hecho Gustavo Hernández y yo. Creemos que ha merecido la pena ofrecer a los colegas un dispositivo para reconocernos y reforzar la comunidad investigativa, así como legar a las siguientes generaciones un acervo, que otros se han empeñado en arrasar. Por fin, esperamos continuar la aventura comenzada.
Ud. encontrará en el diccionario una introducción panorámica sobre el quehacer investigativo en el área desde mediados del siglo XX hasta hoy, la justificación del sistema empleado de presentación de los 69 autores, las páginas con la ficha biobibliográfica de cada uno, y al final un desplegable en que se sincronizan los hechos más relevantes del campo de la comunicación desde 1950 a 2017 con la aportación de los autores en las diversas disciplinas del campo.