AUTOR: León Hernández
Es perturbador el efecto de las fake news en democracias, pero puede ser aún más dañino en regímenes como el venezolano, sin libertad de expresión y con crisis política, social y económica. Las mentiras corren con ciudadanos que sortean censura y blackouts, bajo el bombardeo de una máquina de propaganda oficial
A modo introductorio
Partamos de una definición, la publicada en marzo de 2018 en la revista Science, por David Lazer, Matthew Baum, y catorce coautores de diversas especialidades que incluían psicología y periodismo, entre otras. Las fake news son “información fabricada que imita noticias y contenidos de medios de comunicación social en cuanto a su forma, pero no en su proceso organizativo o intención”. Es decir, que tendrían la forma de una noticia pero un método de producción distinto y una intención diferente a informar (Lazer, 2018).
Este concepto deja claras diferencias entre lo que son las fake news, y la propaganda política –sean sus contenidos verdaderos o falsos–. Lo relativo a estos contenidos de comunicación dirigida a distorsionar la realidad no sería sinónimo a pie juntillas de una manipulación a la opinión pública intentada por un vocero gubernamental o estratega político comunicacional, pues el anglicismo –que bien podría sustituirse al español por “noticias falseadas”– se circunscribe a la acción de hacer circular contenido falso en un producto empaquetado como periodístico por la vía impresa, audiovisual, digital o por un mensaje que se hace pasar por genuino en las redes sociales. Refiere a la imitación de una noticia que no ha pasado por ninguno de los criterios éticos y profesionales del periodismo en su producción (verificación de los hechos, contraste de fuentes, jerarquización de los elementos noticiosos, correcta titulación, entre otros).
No obstante, al igual que en muchos países donde el término ha encontrado resonancia y vigencia para hacer referencia a prácticas calificadas como “ataques comunicacionales”, en Venezuela se ha popularizado este uso erróneo para señalar, desde las instancias del poder, a periodistas profesionales de elaborar fake news por el mero hecho de ser críticos. También en el entorno académico y periodístico del país se ha hecho uso del término fake news, cayendo en la generalización de englobar en este lo falseado o manipulador, proveniente de visibles vocerías oficiales, dejando una línea pespunteada en el que se cuelan en aquella dimensión los discursos vendidos como realidades por el régimen de Nicolás Maduro.
La razón podría vincularse con el uso político de mentiras en el discurso oficial, impuestas como verdades, pero especialmente con el hecho de que algunas de estas declaraciones han estado alineadas con fake news que circulan en Internet y en diversas redes sociales. Venezuela ha evidenciado cómo parte de la política comunicacional oficial ha estado centrada en falsedades para defender los logros de una revolución socialista que intenta mantener el estatus como proveedora de “felicidad”, ante un pueblo que atraviesa la más severa crisis socio económica de su historia, según indicadores sociales expuestos por la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2018, presentada por la Universidad Católica Andrés Bello, la cual ubica en condición de pobreza al 48 % de la población y a 94 % sin los ingresos suficientes para cubrir sus costos de vida. (ENCOVI, 2019) Se mencionan, a continuación, algunos casos de fake news que incluso han marcado políticas de Estado.
De cómo un fake news de factura gubernamental produjo la detención de un periodista
En Venezuela, un apagón nacional que se registró desde jueves 7 de marzo de 2019 y que culminó, dependiendo de la población, luego de cuatro, cinco, seis y hasta siete días, provocó un blackout comunicacional extremo. Algunas razones asociadas al contexto venezolano explican cuán incomunicados quedaron los venezolanos:
La inexistencia de medios impresos independientes y críticos, producto de que las restricciones que en el pasado impuso el Gobierno en la importación de papel, repartido a discreción por la Corporación Maneiro, de corte estatal, causó la eliminación de rotativos.
La censura sobre los canales de televisión abierta. Después del cierre de RCTV, en 2007, algunas plantas privadas cedieron a la censura previa. Los medios televisivos adscritos al Estado, mantienen una máquina de propaganda a favor del régimen. (Hernández y Cañizález, 2016).
El bloqueo de los canales con noticieros independientes en los sistemas de televisión por suscripción, por decisión de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), órgano adscrito al Gobierno y empleado como vigilante político. (Bisbal, Hernández y Cañizález, 2018).
La inexistencia de Internet durante los apagones, debido a que el principal proveedor en Venezuela, la estatal Cantv, no continuó el servicio en las horas coyunturales. La Internet que proveían las principales operadoras de telefonía celular tampoco operó. Los ciudadanos se aglutinaban en sus vehículos en sectores capitalinos donde era posible una conexión inestable, que al menos les permitía, por momentos, enviar mensajes livianos por WhatsApp.
Aunque las radios de pila funcionaron, gracias a estaciones que trabajaron con plantas eléctricas, la mayoría de emisoras del dial eran de corte oficialista y se contentaron con colocar canciones de protesta. Más de 34 emisoras de radio han sido cerradas por el régimen.
El vocero del Gobierno venezolano, el vicepresidente ejecutivo de Comunicaciones, Jorge Rodríguez, anunció el jueves 7 de marzo que la falla se había ocasionado por un sabotaje. A pesar de que al dirigirse a la nación indicó que se estaban realizando investigaciones, el viernes el gobernante Nicolás Maduro acusó inmediatamente al senador Marco Rubio de un “ataque cibernético al cerebro del Guri” (principal sistema hidroeléctrico de Venezuela) y de un ataque “electromagnético” perpetrado desde el exterior.
El lunes 11 de marzo en la noche, cuando salía rumbo a su casa en Caracas, en la bicicleta que a diario empleaba para desplazarse entre su hogar y la estación Unión Radio, el periodista venezolano Luis Carlos Díaz, es aprehendido por efectivos del Servicio Nacional de Inteligencia, quienes no notifican a familiares ni le permiten mayor comunicación. Cerca de las 10 de la noche, su esposa, Naky Soto, anuncia su desaparición, para luego conocerse que se encontraba detenido. En un allanamiento practicado a primeras horas de la madrugada del martes, le es decomisado un computador, algunos pen drives y dinero en efectivo, que no se incluyó en el acta. Lo habían golpeado con el casco en la cabeza. Durante el martes, gremios periodísticos y abogados acompañan a su cónyuge en la fiscalía y finalmente en la noche es liberado, no del todo, pues se le imputa el cargo de “instigación al delito”, se le prohíbe salir del país, así como hablar del caso con los medios de comunicación, y se le ordena presentarse ante las autoridades cada ocho días. Una ficción que se convierte en mordaza, una fake news para justificar una arremetida arbitraria.
Pero hagamos un flash back narrativo. Viajemos algunos días atrás, cuando, en medio de la presión social y la crisis política de una Venezuela que hoy tiene dos presidentes, Nicolás Maduro, calificado como usurpador por buena parte de los países del mundo libre y Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y mandatario encargado por el órgano legislativo, ponían el conflicto político en la agenda de los medios, con tensiones por el fallido intento de ayuda humanitaria que intentó Guaidó para paliar la escasez de comida y medicinas.
El 27 de febrero de 2019, el periodista Luis Carlos Díaz, reconocido conductor de programas radiales en el país, considerado influencer en la esfera digital, además responsable de programas de activismo en derechos alusivos a la comunicación, se refería a la situación comunicacional venezolana en un espacio audiovisual que lleva adelante vía digital. En el audiovisual contestaba preguntas a la audiencia, una de ellas referida a la posibilidad de que un corte de luz eléctrica al momento del fin del gobierno de Nicolás Maduro, provocara un blackout. Transcribimos lo dicho por el comunicador, con dos propósitos, para que el lector se empape un poco más de lo que es el contexto comunicacional venezolano, particularmente en los días de articulación de protestas opositoras masivas, y para luego, a la luz de las palabras tomadas por un equipo de producción de un programa televisivo oficialista, dejar evidenciada la manipulación pseudoperiodística propia de los criterios de comunicación distorsionante de una fake news:
Luis Carlos Díaz: Hay una cuenta en Twitter llamada Donald Trump, que es en realidad ‘tas tonto’, que dice que ‘el día que esto esté por caer, seguramente esta gente nos hará un blackout informativo total, es decir, se baja el switche de Internet, se apagan los medios. ¿Cómo creen que se ejecute este blackout?, ¿cuánto tiempo estiman que nos dejen incomunicados?, ¿qué nos recomiendan hacer?, ¿cómo creen que debemos informarnos durante ese momento? Lamentablemente la internet no lo puedes almacenar, no puedes tener una planta eléctrica de internet. ¿Qué pasa con los blackouts? La primera lección de la primavera árabe, es que cuando son aplicados desde el poder, ya es tarde. Es decir, cuando los aplicas ya tienes a la gente en otra lógica. Lo segundo es que el efecto inmediato es que la gente sale a la calle. Eso pasa siempre. En el momento en el que tú rompes el tejido, la capacidad que tiene la gente de estar en común con otro, sale a la calle a reconstruir ese tejido, entonces, puede ser peor para ellos. Y lo tercero, es que también buena parte de la infraestructura gubernamental depende de esas mismas redes y no tienen manera de hacerlo selectivo, de hacerlo discrecional, y decir, ‘bueno, solamente bloqueo este, y no me veo afectado yo’. La cochinada que han hecho durante los días de protesta es que por ejemplo bloquean Youtube o bloquean Instagram, o bloquean Twitter, pero lo hacen temporalmente, no lo pueden sostener mucho tiempo porque ellos mismos necesitan para imponer o tratar de imponer su discurso, así que, aunque te parezca raro, lo que más te defiende a ti de que el chavismo interrumpa las redes, es el mismo chavismo actuando en redes. Es como una paradoja sumamente complicada. ¿Qué hay que hacer en el caso de que en verdad no tengas nada? Salir a la calle a registrar, es el momento en el que debes tener las memorias limpias, libres y demás, porque te va a tocar grabar videos, sacar fotos, entrevistar gente y ver qué es lo que está pasando hasta que vuelva la luz’. (CNN en Español, 2019).
Luis Carlos Díaz responde la pregunta de un usuario, de una persona que le consultaba en su programa. No obstante, para Diosdado Cabello, uno de los funcionarios venezolanos sancionados por el Departamento de Estado de Estados Unidos, y quien es considerado por chavistas y opositores una figura con tanto poder como el del propio Nicolás Maduro, tal comentario era suficiente para vincularlo con la falla eléctrica general.
Siguiendo la estrategia comunicacional del Gobierno, el equipo de producción del programa que conduce Cabello y que se transmite por Venezolana de Televisión, el canal del Estado empleado como principal tribuna de la propaganda oficial (Bisbal, 2006), dio a Cabello un producto pseudoperiodístico, empaquetado como noticia audiovisual y presentada como “prueba reveladora”. Realizó, entonces, una fake news descontextualizando la declaración del periodista, eligiendo los sonidos a corta pinzas y relacionándolo con la derecha.
Se descompone la pieza en elementos técnicos de su presentación, para representar en papel el montaje realizado por los editores del canal del Estado. En la columna de guion técnico se describen, uno a uno, los elementos empleados para la edición, en la de guion literario, los contenidos lingüísticos, es decir, transcripción de sonidos y de textos escritos en pantalla para acompañar la narrativa. Se realizó un método de guion con producción inversa, es decir, de la pieza audiovisual, al papel.
Nos encontramos con un ejemplo de cómo se puede tecnificar la desconextualización y la superposición de elementos, herramientas clásicas de la propaganda, en la elaboración de un fake news emitido por el equipo de producción de un programa audiovisual de tinte político conducido por una figura del propio régimen venezolano.
Lo particular de este caso, es que a diferencia de otros fake news que han circulado en Venezuela, en los cuales resulta improbable determinar responsabilidades en su elaboración, se trata de uno de los pocos con autoría definida –está firmado con el logo de “Con el mazo dando” y permite visualizar a cara descubierta los recursos de desfiguración empleados para favorecer la tesis de una supuesta conspiración en el ámbito eléctrico.
Cómo operan los laboratorios de fake news en Venezuela
A partir de la enumeración de los recursos empleados para alterar el sentido de las palabras del periodista Luis Carlos Díaz, citaremos otros casos, a continuación:
1.- Mentir de entrada. Al inicio se señala que se trata de un plan de la “derecha”. Luis Carlos Díaz no ha declarado su tendencia política ni milita en actividades proselitistas de tendencia alguna. Sus posturas éticas incluyen ser crítico e independiente.
2.- Acusar al otro del pecado propio. Acusan al periodista de la “operación blackout”. La afirmación que hacía Luis Carlos Díaz y el periodista Nelson Bocaranda se refería a la posibilidad de que el régimen, responsable de políticas comunicacionales hegemónicas y censuradoras (Cañizález, Hernández y Bisbal, 2018), acometiera un blackout. Apelando a recursos de propaganda política, acusan al contrario de los propios planes o errores.
En la forma en que la propaganda hitleriana explotaba el sentido del enemigo, había una táctica de una extraordinaria eficacia psicológica y política. Es el arte del bluff llevado al límite que consiste en adjudicar al adversario los propios errores o la propia violencia, exhibición generalmente desconcertante. (Domenach, 4ta edición en español 1968: 57).
3.- Descontextualizar. La declaración es cortada en su idea inicial, omitiendo que se trataba de una respuesta a una inquietud de un usuario de Twitter. Se parte de la enumeración de las preguntas enviadas en el tweet y al ser presentadas así, se pretende el efecto de que Luis Carlos Díaz está planteando cómo hacer un blackout. La descontextualización no es un parámetro ético en el manejo de las informaciones y lamentablemente es común en las fakes news que corren en Venezuela.
En 1950, el periodista y escritor francés Jean Marie Domenach (1922-1997), anti-hitleriano y anti-comunista, publica La propagande politique, y describe estos recursos. Aunque hayan pasado más de cincuenta años de su análisis, algunos de sus postulados parecen tocar las motivaciones de las Fake News actuales. Señala que la eliminación de frases y la desvinculación de las citas con su contexto eran empleados para “dirigir espíritus” y que el nivel de la información expuesta debía ser tan bajo, como lo fuera la masa considerada objetivo. La existencia del video completo de Luis Carlos Díaz permite visualizar cuáles elementos dejaron adrede por fuera, como por ejemplo las prácticas del Gobierno para desconectar algunas redes sociales en momentos de protestas.
Existen otros ejemplos de este pseudoperiodístico manejo de citas. En la dirección URL http://www.lechuguinos.com/juan-manuel-santos-caida-maduro/ se lee el titular: “¡PONTE A CREER Y NO COMAS! Juan Manuel Santos dice que ve cerca la caída de Maduro”
Está firmada por “Redacción Lechuguinos”. En esta se hace referencia a las declaraciones de Juan Manuel Santos, emitidas el 31 de julio de 2018. El contexto de esta nota es que apenas ocho días antes de dejar el poder en Colombia, quien aún era presidente respondió a un periodista de la agencia de noticias AFP su pregunta sobre su postura “pesimista” en torno al futuro del gobierno de Nicolás Maduro.
Santos dijo: “(Maduro) está en un estado de negación que ya es irracional porque dice que no, que allá no hay crisis, que él no necesita ayuda. Entonces ante esa situación es muy difícil poder hacer algo adicional a la presión para que ese régimen se cambie, ojalá en forma pacífica, lo más pronto posible”.
Se le repregunta luego sobre una eventual caída de la administración de Nicolás Maduro y el político y economista reflexiona: “La veo cerca. Un país con la inflación que tiene Venezuela, dicen que disque un millón por ciento –el Fondo Monetario dice que va a llegar a eso– ese régimen se tiene que desmoronar”. Así se escucha en el video publicado por AFP en la dirección URL https://www.msn.com/es-ve/video/noticias/santos-%E2%80%9Cve-cerca%E2%80%9D-ca%C3%ADda-de-maduro-en-venezuela/vi-BBLikAG
Teniendo la descontextualización como herramienta propagandística, el portal Lechuguinos crea una fake news, al eliminar el argumento de naturaleza económica y las palabras “crisis” e “inflación”. Lo publicaron asi:
Así lo declaró Juan Manuel Santos durante una entrevista a la agencia francesa de noticias AFP. “La veo cerca. […] Ese régimen se tiene que desmoronar”, advirtió. Para él, la permanencia de Maduro en el poder se debe a la ‘represión’ efectiva a la que ha sometido a las supuestas protestas masivas. En este sentido, suplicó que ‘ojalá mañana mismo’ acabaran con el presidente Maduro, para lo cual ‘Colombia estaría más que dispuesta y lista a ayudar en todas las formas posibles’. Finalmente, consideró que lo mejor que le puede suceder a su país es que Venezuela cambie de gobierno, señalando que ‘ojalá de forma pacífica’. ¡Si, Luis! (Redacción Lechuguinos, 2018)
Esta fake news empleó medias verdades para poner en boca de Santos que él desearía que, citamos, “acabaran con el presidente Maduro”, lo cual no fue expresado por el neogranadino. Apelan a la supresión selectiva. Las frases intermedias del desarrollo argumentativo de Luis Carlos Díaz, referentes a las críticas al régimen de Nicolás Maduro y a las violaciones al derecho a comunicarse que tienen los venezolanos, fueron eliminadas.
4.- Desfigurar y banalizar. Se le coloca un juicio de valor en el generador de caracteres. Se le adjetiva con “periodista fascistoide” (sic). Esta etiqueta es un recurso propagandístico de desfiguración.
Se exagera, se desfigura, se descontextualiza. Además, se banaliza, con el apoyo de expresiones del vulgo, dirigidas a un sector de la población de escasa preparación educativa. En el ejemplo anterior, sobre la nota de las declaraciones de Juan Manuel Santos, terminan apelando al “¡Si, (sic) Luis!”, expresión popular venezolana para acotar poca credibilidad o confianza en el interlocutor.
5.- Repetir y repetir. Se repite una y otra vez la frase “hasta que vuelva la luz”, pretendiendo crear la idea de un “hallazgo”, de pista, sobre la cual crear una idea de precognición del presunto plan de sabotaje eléctrico. El recurso es la repetición, sembrando en el público la idea de que tal frase es nada menos que una evidencia.
Adolf Hitler (1889-1945) valoraba la repetición. La calificaba necesaria, estimando que la masa olvidaba fácilmente y además proponía la orquestación del mensaje desde diversos ángulos y por vías diferentes dependiendo de los públicos. En Mein Kampf (Mi Lucha), publicada en 1925, la considera clave como técnica de propaganda de guerra.
La propaganda debe limitarse a una pequeña cantidad de ideas repetidas siempre. La masa solo recordará las ideas más simples cuando le sean repetidas centenares de veces. […] La voz de orden debe presentarse bajo diferentes aspectos, pero figurar siempre condensada en una fórmula invariable como conclusión. (Hitler, 1925: 187)
6.- Simplificar. Siguiendo técnicas de simplificación, Luis Carlos Díaz es retratado como contrarrevolucionario, implicado con el imperio (Estados Unidos), y la derecha o empleados locales de Estados Unidos. Echan mano de una estrategia propagandística hitleriana: la simplificación y el enemigo único, aspectos descritos también por Domenach. El caso de la fake news creada por el equipo de producción de “Con el Mazo Dando”, hace ver la necesidad de un enemigo a vencer y la simplificación de ver a todo disidente, crítico u opositor, como aliado del enemigo o incluso, el enemigo mismo.
En Venezuela, los recientes años han dado curso a mensajes pro oficialismo dirigido contra el enemigo internacional y se incluyó a la oposición en el “imperialismo”. Un ejemplo, aunque con autoría imprecisa, se puede observar en la dirección URL http://www.lechuguinos.com/imperialismo-ataca-venezuela/ (consultada el 27 de julio de 2018) Se lee el titular: “¡YANQUIS ACECHAN! El imperialismo norteamericano ataca al pueblo venezolano con el golpe suave”. La referida nota, de fecha 30 de diciembre de 2017, cierra el texto como sigue (en la transcripción se respetan sus mayúsculas):
FINALMENTE LA TAREA ES UNIRSE CONTRA EL ENEMIGO COMÚN, CONTRA ESE DEMONIO INVISIBLE O IMPERIALISMO VORAZ QUE HA LOGRADO DIVIDIR Y ALIENAR PARA QUE ARREMETAN CONTRA EL LÍDER REVOLUCIONARIO NICOLÁS MADURO ATACANDO CONSTANTEMENTE DESDE LO CULTURAL, ECONÓMICO, POLÍTICO Y AMENAZANDO CON LO MILITAR EN DEFENSA DE LA PATRIA HAY QUE ESTAR ALERTA Y NO DEJARSE ENGAÑAR. (Redacción Lechuguinos, 2018)
7.- Orquestar. Siguiendo la pauta de Nicolás Maduro y Jorge Rodríguez, todos los niveles de comunicación en torno a la falla eléctrica apuntaron hacia la tesis del supuesto sabotaje cometido por el imperio, con sus colaboradores en Venezuela, incluyendo al presidente interino, Juan Guaidó.
Por la palabra “orquestación” se entiende que todos los instrumentos ejecuten la misma partitura. El ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels (1897-1945) pensaba y aplicó el mismo principio. Como propagandista de la propaganda misma, se le atribuye la célebre frase: “Una mentira dicha mil veces…” Traspolemos: ¿Una Fake News compartida cientos de miles de veces, se convierte en verdad?
La idea de los ataques del imperio a la revolución chavista-madurista han circulado en numerosas fake news, alguna de las cuales citan elementos de alta tecnología, ataques cibernéticos, electromagnéticos y hasta nanotecnología.
El portal venezolano Aporrea publicó el 26 de mayo de 2016 una noticia que tituló de esta manera: “Identificada el arma con que fusilaron célula por célula al Comandante Chávez”.
La nota estaba firmada por Antonio José Herrada Ávila, y estuvo disponible en https://www.aporrea.org/actualidad/a228913.html Tuvo 199 RT y 44 likes en Twitter. Se citan a continuación, respetando los errores del texto original, extractos de su contenido:
Debido a que se desconocía las características del arma homicida, no se podía comprobar mediante una autopsia si el cáncer atípico, que le causó la muerte fue inducido. Por tal motivo se recurrió a la Investigación Documental, con el objetivo de encontrar la verdad sobre el fallecimiento del Comandante Chávez, utilizando un procedimiento técnico científico, que permite obtener una conclusión cien por ciento confiable, sustentada por el rigor del método utilizado y la fuente primaria de los documentos analizados. Los resultados de la investigación concluyen, que existió un complot para asesinar al Comandante Chávez mediante la utilización de una Nano Arma, que le indujo un cáncer atípico y agresivo. […] La Investigación Documental muestra la Verdad Técnica y Científica, la Verdad Social, Política y Económica, la Verdad Divina y Universal y la Verdad Germinal, que permite sembrar y cultivar conciencia en los venezolanos por una Patria verdaderamente Unida, Independiente, Soberana, de Paz y Justicia. (Herrada, 2016).
El contenido del artículo no presentaba prueba física forense alguna para determinar científicamente la existencia de la presunta arma, soportándose en “una investigación documental”, aparentemente con el poder para erigir “la Verdad” (sic) sobre la muerte del extinto presidente Hugo Chávez Frías. Fue la primera de un seriado de notas –al menos cinco– con similar estilo argumentativo, de extensa redacción, difundidas por el sitio web Aporrea. Un de estas, publicada el 14 de septiembre de 2016 con la dirección URL https://www.aporrea.org/actualidad/a234038.html, se tituló así: “El 15 de Septiembre del 2005 el Imperio Norteamericano le inoculó cáncer
al Comandante Chávez”
La credibilidad de esta serie de notas se venía a menos, pues solo siete personas hicieron RT de la información, de acuerdo con consulta realizada en Twitter el 3 de agosto de 2018. A pesar de que eran publicados estos pseudo-reportajes en un portal que habitualmente difunde noticias, los lectores, posiblemente, fueron restando crédito a los supuestos despliegues técnicos investigativos narrados en la nota (se vuelven a respetar los numerosos errores):
La identificación del arma utilizada para inocularle cáncer al Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Rafael Chávez Frías (Comandante Chávez), permitió determinar el Plan Estratégico, que implementaron para asesinarlo y además precisar, que el día Jueves 15 de Septiembre del 2005, fue atacado para inocularle cáncer en el momento, que era trasladado desde un aeropuerto militar hacia la ciudad de New York en los Estados Unidos de Norteamérica EE.UU (Imperio Norteamericano). Esta afirmación está basada en el análisis de la Conducta Política del Imperio Norteamericano CPIN y la Conducta Política de sus Operadores Nacionales CPON, entiéndase a los Operadores Nacionales como la Oposición venezolana, dentro de un período definido por el inicio del último intento de golpe de estado y el día del anuncio de la enfermedad. El método utilizado para precisar esta fecha, fue la derivación de la CPIN en intervalos tiempos, todos estos intervalos acotados por la fecha de inicio del “Paro Petrolero” (02/12/2002) y la fecha en que el Comandante Chávez informó, que padecía de cáncer (10/06/2011), detectándose, que el 15/09/2005 ocurrió un punto de inflexión o quiebre muy significativo de la CPIN, cuando el avión que transportaba al Comandante no se dirigió al aeropuerto internacional John F. Kennedy ubicado a 20 Km de la ciudad de New York, siendo dirigido sin justificación a un aeropuerto militar situado a más de 200 Km de la isla de Manhattan y gran parte de su personal de seguridad y médico, que lo acompañaba, no se le permite abandonar el avión, quedando prácticamente secuestrados dentro de este, durante los tres días que duró la visita del Comandante, con motivo de su participación en la Sexagésima Asamblea de la Organización de Naciones Unidas.
En lo real, miedo y confusión (a modo de conclusión)
El presente artículo intentó evidenciar como numerosas fakes news que han penetrado a la sociedad venezolana, en medio de una fuerte estructura de censura, han estado alineadas en mayor o menor grado con las declaraciones del sector oficial.
Sobre la supuesta conspiración eléctrica, el régimen de Nicolás Maduro no ha presentado evidencias físicas, aunque sí ha obtenido el respaldo en su argumentación de los regímenes autoritarios de Rusia y Cuba, así como de medios de comunicación afines con la ideología socialista.
Los periodistas venezolanos no han podido encontrar técnicos de la empresa Corpoelec, que surte de electricidad al país, debido a que los trabajadores de la misma mantienen hermetismo al respecto. El cerco informativo sobre la falla pudo acentuarse luego de la detención del jefe de Operaciones de la empresa que se encontraba de guardia para el momento en que esta se produjo. Tras ser aprehendido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia de Venezuela (Sebin) Ángel Gabriel Sequea Romero, de 41 años de edad, perdió la vida en el calabozo de este cuerpo de seguridad, en la delegación de Ciudad Guayana, del estado Bolívar, al sur del país y próximo a la sede de la principal empresa hidroeléctrica. El informe de su autopsia reza “asfixia por estrangulamiento, “motivado al hacinamiento de detenidos en esa área”, durante una “riña colectiva”, a las 10:30 p.m. de la noche del jueves siete de marzo, el mismo día del apagón y de su detención.
Los periodistas del país reciben a diario numerosos mensajes por redes sociales que descartan por tratarse de rumores o piezas confeccionadas para confundir y disminuir, aún más, la capacidad del ciudadano a estar informados. Surgen comunicados falsos de empresas de servicios, fotos descontextualizadas, audios de supuestas víctimas denunciando hechos aberrantes.
Lamentablemente, algunos comunicadores, bien por la premura o bien por una verdadera confusión, han perdido credibilidad al dejar colar un gazapo y recibir el señalamiento de haber publicado un fake. Así sucedió con la periodista Nitu Pérez Osuna, quien el primero de marzo de 2019, dejó colar una foto en Twitter de un hecho ocurrido en 2010 en Bangladesh, bajo el comentario: “Esto hay que pararlo”.
La cercana acción de la Guardia Nacional Bolivariana en agresión al pueblo Pemón en Santa Elena de Uairén, en el sudeste del país (que dejó un número aún no oficialmente confirmado de muertos y heridos, a partir de la represión al intento de ingreso de ayuda humanitaria del sábado 23 de febrero de 2019), fue relacionada con la gráfica y causó una distorsión del contexto real de la agresión a un niño por parte de un oficial, capturada en la foto, de efecto emotivo inmediato.
El uso descontextualizado de la gráfica generó críticas al ejercicio informativo de Osuna y dio leña a quemar en portales pro oficialistas, que la acusaron de falsear noticias. Lamentable es que tal incidente ocurriera en paralelo a una gráfica real de una niña pemón que sí se erigió desafiante a las unidades pesadas de la Guardia Nacional Bolivariana en las protestas en la localidad, pues la confusión sirvió de elemento de distracción para la opinión pública.
A diario, el periodista venezolano se ve rodeado de fakes news y lucha porque en sus plataformas digitales el ciudadano pueda encontrar respuestas y verificaciones en torno a lo que realmente pasa en Venezuela. La población se encuentra a contracorriente en la pelea contra el fenómeno, en medio de un Estado que en lugar de garantizar el derecho a la comunicación, la restringe, bloqueando el acceso a las fuentes oficiales y persiguiendo a quienes así lo denuncian, como en el caso del periodista Luis Carlos Díaz. Nunca hubo boletines oficiales de pérdidas humanas y daños materiales debido al apagón.