Reporteros Sin Fronteras (RSF) revela una doble polarización, amplificada por el caos informativo: la polarización mediática, que crea fracturas dentro de los países, y la polarización de los Estados, a escala internacional, en la vigésima edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa presentada este 3 de mayo 2022.
La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, que evalúa las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países y territorios del mundo, pone de manifiesto, en su edición de 2022, los efectos desastrosos del caos informativo, creado por un espacio digital globalizado y sin regular, que favorece las informaciones falsas y la propaganda.
En las sociedades democráticas, el desarrollo de medios de opinión al estilo de Fox News y la generalización de los circuitos de la desinformación, impulsada por las redes sociales, están provocando un aumento de las fracturas sociales.
En el plano internacional, la asimetría que existe entre, por una parte, sociedades abiertas y, por otra, regímenes despóticos que controlan a sus medios y sus plataformas, mientras libran guerras de propaganda, debilita a las democracias. En ambos niveles, esta doble polarización es un factor de intensificación de las tensiones.
La invasión de Ucrania (106º) por Rusia (155º), a finales de febrero de 2022, es emblemática de este fenómeno, puesto que se preparó mediante una guerra de propaganda. Entre los regímenes autocráticos más represivos, China (175º) ha utilizado su arsenal legislativo para confinar a su población y aislarla del resto del mundo, especialmente a la de Hong Kong (148º), que se desploma contundentemente en la Clasificación. La lógica del enfrentamiento por bloques se refuerza, como sucede entre la India (150º) del nacionalista Narendra Modi y Pakistán (157º). En Oriente Medio, una libertad de prensa insuficiente sigue afectando al conflicto entre Israel (86º), Palestina (170º) y los países árabes.
En los regímenes democráticos, la polarización mediática refuerza y alimenta las fracturas internas de las sociedades, como sucede en Estados Unidos (42º), a pesar de la elección de Joe Biden. El auge de las tensiones sociales y políticas se ve avivado por las redes sociales y por nuevos medios de opinión, en países como Francia (26º). En algunas «democracias iliberales», la represión a la prensa independiente es un factor de polarización intensa. En Polonia (66º), por ejemplo, las autoridades han afianzado el control del sector audiovisual público, así como su estrategia de «repolonización» de los medios privados.
El trío en cabeza de los países nórdicos -Noruega, Dinamarca y Suecia- sigue siendo un modelo en el que la libertad de expresión se mantiene en todo su esplendor, y este año, gracias a sendos cambios de gobierno, Moldavia (40º) y Bulgaria (91º) destacan por la esperanza de tiempos mejores para la situación de los periodistas, aunque los medios sigan mayoritariamente en manos de los oligarcas.
Un número récord de países en situación «muy grave»
Doce países en total conforman la lista roja de la Clasificación, entre los que figuran Bielorrusia (153º) y Rusia (155º). Entre los países más represivos para la prensa, Birmania (176º) -donde el golpe de Estado de febrero de 2021 ha hecho retroceder brutalmente diez años la situación de los periodistas- se codea con Corea del Norte (180º), Eritrea (179º), Irán (178º), Turkmenistán (177º) y China (175º).
«La redactora jefe de Russia Today, Margarita Simonian, reveló la base de su pensamiento en un programa de la cadena Russia One, cuando afirmó: ‘ninguna gran nación puede existir sin controlar la información», afirma el secretario general de RSF, Christophe Deloire.
Añade que «el despliegue de un armamento mediático en los países autoritarios aniquila el derecho a la información de sus ciudadanos y explica, a la vez, el aumento de unas tensiones en el plano internacional que pueden llevar a las peores guerras. En el ámbito interno, la ‘foxnewsización’ de los medios es un peligro funesto para las democracias, porque socava las bases de la concordia civil y de un debate público tolerante. Frente a estas derivas, urge tomar las decisiones necesarias, promoviendo un New Deal para el periodismo, tal y como propone el Foro sobre Información y Democracia, y adoptando un marco legal adecuado que cree un sistema de protección de los espacios informativos democráticos».
Una nueva metodología para la Clasificación
Con motivo de la vigésima edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, RSF ha evolucionado su metodología, trabajando con un comité de expertos¹ procedentes del mundo académico y mediático.
Este trabajo ha permitido definir la libertad de prensa como «la posibilidad efectiva para los periodistas, como individuos y como colectivo, de seleccionar, producir y difundir informaciones en aras del interés general, independientemente de las interferencias políticas, económicas, legales y sociales, y sin amenazas para su seguridad física y mental».
El resultado son cinco nuevos indicadores que estructuran la Clasificación y que dan una visión de la libertad de prensa con toda su complejidad: contexto político, marco legal, contexto económico, contexto sociocultural y seguridad.
En los 180 países clasificados por RSF, estos indicadores se evalúan sobre la base de un listado cuantitativo de los ataques cometidos contra periodistas y medios, así como del estudio cualitativo de las respuestas de centenares de expertos en libertad de prensa seleccionados por RSF (periodistas, académicos, defensores de los derechos humanos…) a 123 preguntas. El cuestionario ha sido actualizado con el fin de reflejar mejor determinados factores, especialmente los relativos a la digitalización de los medios.
RSF advierte que esta evolución metodológica hace que las comparaciones en posición y en puntuación entre 2021 y 2022 deban manejarse con precaución. La recopilación de datos se detuvo a finales de enero de 2022, pero se han hecho reactualizaciones entre enero y marzo de 2022, para aquellos territorios en los que la situación había cambiado drásticamente (Rusia, Ucrania y Mali).
Thomas Hanitzsch: investigador del departamento de Estudios sobre Comunicación e Investigación de los Medios de la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich, está especializado en las culturas periodísticas mundiales y en la metodología comparativa.
David Levy: investigador asociado y exdirector del Reuters Institute for the Study of Journalism y miembro de la oficina británica de RSF.
Sallie Hughes: profesora del departamento de Gestión del Periodismo y de los Medios en la Universidad de Miami, experiodista del Miami Herald, del Washington Post y de Maclean’s.
Herman Wasserman: profesor de Estudio de los Medios en la Universidad de Ciudad del Cabo y redactor jefe de la revista African Journalism Studies.
Laura Moore: periodista, responsable de Investigación y Evaluación de la Deutsche Welle Akademie, autora del libro «Measuring global media freedom» (Springer VS, 2020).
Thibaut Bruttin: adjunto a la dirección general de RSF.
Prem Samy: anterior responsable de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, así como su sucesora, Nalini Lepetit-Chella.
Fuente: