La inteligencia artificial (IA) está transformando múltiples industrias, y el periodismo no es la excepción. Aunque estas tecnologías han sido utilizadas por los medios desde hace años, su presencia era principalmente “detrás de escena”. Sin embargo, el lanzamiento de herramientas como ChatGPT a finales de 2022 marcó un punto de inflexión, atrayendo tanto la atención del público como la de los editores, quienes ahora evalúan más seriamente cómo integrar la IA en la producción de contenidos.
Si bien se ha investigado bastante sobre cómo las redacciones adoptan estas tecnologías, sabemos mucho menos sobre cómo las audiencias perciben su uso. En un contexto donde la confianza en las noticias ya es baja o está en declive, explorar estas actitudes resulta crucial para entender el futuro del periodismo.
Conocimiento limitado y percepciones iniciales
Un análisis reciente realizado en 28 mercados reveló que menos de la mitad de los encuestados (45%) dice haber leído o escuchado mucho o moderadamente sobre la IA. Este conocimiento varía según la edad, el género y el nivel educativo: los jóvenes, los hombres y las personas con estudios superiores tienden a estar más informados. Sin embargo, incluso entre quienes saben más sobre la IA, muchos moldean sus opiniones basándose en representaciones populares, como películas de ciencia ficción, más que en experiencias prácticas.
Esto tiene implicaciones directas en cómo perciben el uso de la IA en el periodismo. Según los datos, sólo una minoría se siente cómoda con noticias creadas con ayuda de la IA (36%), y aún menos (19%) aceptan noticias generadas principalmente por IA con supervisión humana. Sin embargo, aquellos con mayor conocimiento sobre estas tecnologías tienden a mostrarse algo más abiertos.
Diferentes niveles de comodidad según el uso
La investigación cualitativa realizada por la agencia Craft en México, Reino Unido y Estados Unidos identificó un patrón claro: las audiencias son más receptivas al uso de la IA en tareas “invisibles” para el público, como la transcripción de entrevistas o la personalización de recomendaciones. También hay cierta apertura hacia aplicaciones que mejoran la distribución de noticias, como chatbots o traducciones automáticas. Sin embargo, el rechazo aumenta cuando se trata de contenido generado completamente por IA, especialmente si incluye elementos visuales como fotografías o videos realistas.
“Si me dijeran que esto fue producido por una IA, probablemente diría: ‘Entonces no lo leeré’”, comentó un participante del Reino Unido. Este rechazo tiene raíces tanto emocionales como filosóficas. Muchas personas consideran que ciertas tareas periodísticas —como el análisis profundo o la narración emotiva— requieren un toque humano imposible de replicar por una máquina.
Temas sensibles: un terreno delicado
El tipo de contenido también influye en las percepciones. Las audiencias tienden a aceptar más fácilmente el uso de IA para temas considerados “neutrales”, como resultados deportivos o datos económicos, donde los errores tienen consecuencias limitadas. En cambio, cuando se trata de asuntos sensibles como política o elecciones, el escepticismo aumenta significativamente. “La IA verificando resultados de partidos casi no tiene consecuencias si se equivoca. Pero si hablamos de noticias electorales, el daño puede ser catastrófico”, señaló un participante estadounidense.
Esta distinción refleja preocupaciones más profundas sobre los límites éticos del uso de la IA en el periodismo. Muchos temen que estas tecnologías puedan amplificar sesgos o generar información inexacta, lo que podría erosionar aún más la confianza en los medios.
Transparencia: ¿una solución o un riesgo?
Uno de los grandes dilemas para los medios es cómo comunicar al público el uso de la IA. La transparencia puede ser una herramienta poderosa para generar confianza, pero también puede tener efectos adversos. Estudios experimentales sugieren que las noticias etiquetadas como “generadas por IA” son percibidas como menos confiables que aquellas creadas por humanos.
A pesar de esto, la mayoría de las personas encuestadas exigen claridad sobre cuándo y cómo se emplea la IA. Según varios participantes, no es necesario avisar si la tecnología se usa detrás de escena para facilitar el trabajo del periodista. Sin embargo, consideran fundamental etiquetar los productos dirigidos al público, especialmente si han sido generados en gran parte por IA.
“Los medios siempre deben informar a los consumidores sobre el uso de la IA. De esa forma, los usuarios pueden decidir si quieren consumir ese contenido o no”, afirmó una mujer estadounidense de 28 años.
La confianza en la inteligencia artificial
La confianza en los medios juega un papel crucial en cómo las audiencias perciben el uso de la IA. Las personas que ya confían en las noticias tienden a sentirse más cómodas con estas tecnologías, especialmente cuando son utilizadas como herramientas auxiliares por periodistas humanos. Por el contrario, aquellos que desconfían de los medios suelen ver con mayor recelo cualquier implementación de IA, lo que podría agravar su escepticismo.
Además, la percepción varía según la marca periodística. Medios considerados prestigiosos y confiables generan menos resistencia al uso de estas tecnologías. “Si es un medio serio y reconocido, siento que será bien utilizada porque no creo que una empresa ponga en juego su prestigio”, opinó un participante mexicano.
Reflexiones finales sobre la inteligencia artificial
El uso de la inteligencia artificial en el periodismo plantea desafíos complejos pero también oportunidades significativas. Si bien las audiencias muestran resistencia inicial, sus actitudes pueden evolucionar con el tiempo a medida que ganen experiencia práctica con estas tecnologías y comprendan mejor sus aplicaciones.
Para los medios, el reto está en encontrar un equilibrio entre aprovechar las ventajas de la IA y mantener la confianza del público. Esto implica limitar su uso a tareas donde aporte valor sin comprometer principios fundamentales del periodismo, como la precisión, la sensibilidad y el juicio humano.
En última instancia, el éxito dependerá no sólo de cómo se implementen estas herramientas, sino también de cómo se comuniquen sus usos al público. La transparencia y la supervisión humana serán esenciales para garantizar que estas tecnologías sean vistas como aliadas y no como amenazas al periodismo.
El debate apenas comienza, pero una cosa es clara: en un mundo donde las máquinas están ganando terreno, el papel del periodista humano sigue siendo insustituible.
ersión de la nota : Actitudes del público sobre el uso de la IA en el periodismo.