Jesús María Aguirre
SUMARIO
A partir de la creciente pérdida de la confianza en las comunicaciones públicas sustentada en la
posverdad, que socava las instituciones democráticas, el autor analiza las condiciones
pragmáticas que posibilitan la confianza intersubjetiva y los criterios para establecer una
comunicación mínimamente veraz y confiable, superando el régimen de la mentira viralizado
por las estrategias y tácticas de las fake news.
La patria del Libertador ya no es terreno propicio para el ejercicio libre de la profesión
periodística (Carlos Correa, 2023) y hace tiempo que incluso la cultura de la polémica
cuestionada por Deborah Tannem en EE.UU. (Tannem, 1999) se degradó a un ejercicio
policial en nuestro país. El instinto periodístico de buscar la verdad a través de la
información de los hechos y el debate de las interpretaciones se resiste a morir en defensa
de la democracia.
Preámbulo
El rechazo de la verdad y de lo verídico está vinculado inextricablemente a la mentira y al engaño en las relaciones humanas y sociales. La búsqueda deventajas en un concurso, en la competencia en el mercado, en la diatriba en la política, y más aún en la guerra, incentivan el recurso a cualquier dispositivo que facilite la victoria sobre el contrincante personal o institucional en una carrera polemológica orientada al éxito a cualquier
precio y por cualquier medio.
Los réditos del régimen de la mentira para conseguir resultados exitosos tienen a la larga consecuencias graves como son la desvalorización de la palabra pública sumada a la desconsideración de los responsables institucionales –económicos, políticos, religiosos…–, la sospecha generalizada sobre el crédito de las palabras y la sinceridad de los compromisos. En último término barrena todo el sistema de confianza, basado en el reconocimiento mutuo, el diálogo, los pactos y las negociaciones necesarias para la vinculación humana, la convivencia social y hasta la regulación de la guerra.
Se objetará que la esfera de los “asuntos humanos públicos” está sustentada sobre las apariencias, en que se trata de dramatizar, a través de un juego de simulacros, de puesta en escena, de interpretación de roles, de suplantación de personajes, e incluso de construcción de eventos, la supuesta vida real. [Continua leyendo…]
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